Los líderes de la Unión Europea se reúnen en Copenhague para abordar, en una cumbre informal, el refuerzo de la defensa comunitaria y el apoyo a Ucrania por la invasión rusa. Sin embargo, enfrentan el desafío de los bloqueos internos, especialmente los vetos de Hungría. Ante esta situación, la Comisión Europea y António Costa están buscando soluciones para garantizar que Ucrania reciba la asistencia necesaria, con el objetivo de mantener a Kiev «en la lucha».
Una de las iniciativas en discusión es la propuesta de utilizar activos rusos congelados para financiar a Ucrania. La Comisión ha presentado un plan que contempla un crédito de 140.000 millones de euros, con la condición de que este préstamo no tenga que ser reembolsado, sino que se cubra con las futuras reparaciones que Rusia debería pagar al finalizar el conflicto. Sin embargo, establecer la seguridad jurídica necesaria para esta operación es fundamental, especialmente para asegurar el respaldo de todos los Estados miembros ante la posible oposición de algunos.
Además, Costa está considerando cambiar las normas para la adhesión de Ucrania a la UE, favoreciendo que la apertura de capítulos de negociación se decida por mayoría en lugar de por unanimidad. Esta propuesta, aunque tiene sus defensores, enfrenta escepticismo en Bruselas, ya que muchos consideran que las reglas actuales son cruciales para el proceso de ampliación. La urgencia por encontrar soluciones efectivas se intensifica, ya que Ucrania necesita urgentemente financiación para atender tanto sus gastos civiles como militares.
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