En un giro reciente en las tensiones geopolíticas entrelazadas con los medios digitales, la Justicia de Ucrania condenó in absentia a Anatoliy Shariy, un conocido bloguero prorruso, a 15 años de prisión. La decisión judicial, emitida por la corte municipal de Vinnytsia, encontró a Shariy, ciudadano ucraniano residente en Cataluña desde hace años, culpable de «alta traición». Esta sentencia se basó en pruebas y materiales presentados por el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU), que se hicieron públicos el martes.
Shariy ha sido una figura controvertida durante mucho tiempo, con más de un millón y medio de seguidores en sus canales de Youtube y Telegram. Su retórica y contenido en línea son ampliamente vistos como propagandísticos a favor del Kremlin, posicionándolo como una de las principales voces prorrusas fuera de Ucrania. Además de su condena, el tribunal ordenó la confiscación de todos sus bienes, incluidos sus rentables canales digitales, que ahora deberán pasar a ser propiedad del estado ucraniano.
Con un historial de oposición al Gobierno ucraniano, Shariy huyó del país en 2012 durante la presidencia de Víktor Yanukóvich. En 2019, aumentó su perfil político al lanzar su propio partido, el Partido de Shariy, con el que se presentó a las elecciones parlamentarias en Ucrania, asegurando un 2.23% de los votos. Su participación electoral no estuvo exenta de controversia, pues Shariy presentó mapas de Ucrania que excluían la península de Crimea, la cual fue anexada ilegalmente por Rusia en 2014.
La acusación de «alta traición» por parte del SBU en 2021, seguida de alegaciones de incitación al discurso de odio, marcaron un punto de inflexión para Shariy. Estas acusaciones se intensificaron con el inicio de la invasión rusa, llevando al Consejo de Defensa y Seguridad Nacional de Ucrania a suspender al Partido de Shariy, junto con otras diez formaciones políticas, por sus supuestos vínculos con Rusia.
Además de su influencia política y mediática, Shariy ha sido señalado por participar en operaciones desinformativas y de sabotaje en colaboración con el servicio de inteligencia ruso, el FSB. Informes detallan su participación en la elaboración de videos propagandísticos y en la asesoría sobre cómo manipular interrogatorios a prisioneros ucranianos para favorecer a Rusia, borrando cualquier evidencia de maltrato.
La reacción internacional a esta condena, y su implicación para la estancia de Shariy en España, donde actualmente reside, sigue siendo incierta. En mayo de 2022, las autoridades españolas lo detuvieron brevemente a pedido del SBU. Esta colaboración previa podría presagiar la detención de Shariy en España, aunque hasta ahora no se han tomado medidas en este caso específico.
Esta condena subraya la compleja intersección de la política, los medios digitales y la geopolítica en el contexto de las ambiciones expansionistas de Rusia y el conflicto en curso en Ucrania. Además, plantea preguntas sobre la ética de los medios, la libertad de expresión y los límites de la influencia extranjera en la era digital.