En el corazón de la provincia de Cuenca, el Monasterio de Uclés se erige no solo como un monumento de la Historia, sino también como un epicentro cultural que despliega una lúdica miscelánea de eventos a lo largo del año. Este emblemático edificio, que otrora fuera el asiento de la Orden de Santiago, ha encontrado en su estructura del siglo XVI el escenario perfecto para dar vida a una variedad de proyectos culturales.
David Pérez, director artístico y ejecutivo del Proyecto Cultural Monasterio de Uclés, compartió con Europa Press la singular capacidad del monasterio para albergar “cualquier experiencia”. Su amplia experiencia y un equipo de profesionales especializados en diseño escenográfico permiten materializar innovaciones improntas entre los muros de este espacio histórico.
Pérez se explaya sobre la particularidad sin par del lugar: «No creo que haya ningún sitio en el mundo como este». Actuaciones de figuras como el pianista Ludovico Einaudi, el violinista Ara Malikian o la cantante Dulce Pontes, y eventos tan diversos como la instalación de una pista de hielo navideña o una cena en honor al V Centenario de la Primera Vuelta al Mundo, protagonizan el vasto portafolio de acontecimientos celebrados en el Monasterio.
El Proyecto Cultural, que se gestiona bajo el auspicio de la Fundación Fernando Núñez, creada en 2020 por el empresario homónimo, aboga por la promoción y preservación del patrimonio cultural de Uclés. La Fundación trabaja por salvaguardar el intercambio entre el evento y el edificio buscando, no solo mantener, sino realzar la imagen del Monasterio.
El calendario de eventos se organiza atendiendo a las estaciones del año, desde el ‘Renacimiento’ en la primavera hasta la programación navideña. Durante cada temporada, el evento se adapta a un estilo musical particular y a una temática específica relacionada con la rica historia del monasterio.
El director artístico resalta con orgullo cómo el Monasterio ha atraído a más de 200.000 personas, creando impacto económico y social en la comarca. El esfuerzo colaborativo para trabajar con la comunidad local ha reportado lo que Pérez describe como un «retorno emocional absoluto».
Las visitas al recinto monástico, la principal actividad del lugar, se planifican de forma meticulosa para garantizar la coexistencia entre las celebraciones y el flujo de visitantes. La Fundación vela por que este Patrimonio Histórico no solo sea un espacio para admirar, sino un lugar vibrante donde la cultura y la historia dialogan con vivas expresiones del arte contemporáneo.