El escenario para Eurovisión 2026 se torna cada vez más tenso. RTVE, la corporación pública española, ha reafirmado su firme postura: si Israel sigue participando, España se retirará del festival. Esta decisión no llega en un contexto cualquiera; está enmarcada en una intensificada discusión política y cultural tras los recientes acontecimientos en Gaza, que han hecho resurgir interrogantes sobre la ética y los derechos humanos en el ámbito del entretenimiento.
Desde el Consejo de Administración de RTVE, que decidió esta postura en septiembre, se ha subrayado que la participación y la emisión son cuestiones entrelazadas y que, por lo tanto, no emitirán el festival si deciden ausentarse. La declaración del presidente de RTVE, José Pablo López, en un reciente encuentro en el Parlamento, ha puesto de manifiesto que la posición de la corporación se mantiene inalterada y que la defenderán en la Asamblea General de la Unión Europea de Radiodifusión programada para principios de diciembre en Ginebra.
López justificó la decisión aludiendo a la ofensiva en Gaza y denunciando la utilización política que Israel ha hecho del certamen. Según el presidente, el festival no puede permanecer indiferente ante los problemas humanitarios que se evidencian en el contexto actual. Esta postura firme de RTVE se enfrenta a unos cambios propuestas por la UER en el sistema de votación e intentos de frenar posibles manipulaciones en el voto popular. A pesar de estas promesas, RTVE considera que las medidas son insuficientes para preservar la integridad del concurso.
La amenaza de retirada de España, miembro del llamado «Big Five», que incluye a las naciones que más contribuyen al evento, podría provocar una reacción en cadena entre otras televisiones que ya han expuesto similares preocupaciones. La UER, que se encuentra en una encrucijada debido al riesgo de boicot y la posible pérdida de patrocinadores y audiencia, observa con preocupación el apoyo masivo que Israel ha recibido en los últimos años.
Si RTVE se cumple con su amenaza, no solo se vería afectada la participación de España, sino que también se anularían las emisiones de semifinales y finales del festival en la cadena. En 2025, España pagó más de 331.000 euros por los derechos de emisión y participación, un costo que, a la luz de la situación actual, RTVE asegura que no pagará si no se permite la competencia.
Sin embargo, RTVE no se alejará por completo del universo eurovisivo. La cadena mantiene el Benidorm Fest, programado para febrero de 2026, aunque este ya no serviría como plataforma para elegir la candidatura española para Eurovisión. La decisión de la UER sobre el futuro de Israel en el certamen podría determinar no solo la suerte de Eurovisión para España, sino también el rumbo del festival en su conjunto. Las preguntas sobre el futuro expansión y sus implicaciones son ahora más relevantes que nunca, quedando en el aire cuánto tiempo podría estar España fuera de la escena eurovisiva.
