El presidente Donald J. Trump concluyó recientemente un importante discurso en Riad, Arabia Saudita, donde delineó una visión optimista para el futuro de Medio Oriente y su enfoque para lograr una región más estable y un mundo en paz. Durante su discurso, Trump destacó las oportunidades que pueden surgir de un cambio de enfoque en la política regional, enfatizando la importancia de que los países de la región se conviertan en protagonistas de su propio desarrollo.
El mandatario recordó su visita anterior, realizada hace ocho años, en la que se comprometió a un futuro en el que las naciones de Medio Oriente derrotaran el terrorismo y se convirtieran en líderes prósperos. En un comunicado que resonó con un mensaje de unidad y progreso, Trump se refirió a una nueva generación de líderes que están superando conflictos antiguos, en favor de un futuro definido por el comercio y la colaboración entre diversos países y credos, en lugar de la violencia.
Al criticar los enfoques tradicionales de intervención extranjera, Trump afirmó que la modernización de ciudades como Riad y Abu Dabi es resultado del esfuerzo interno de sus habitantes, y no de acciones de «constructores de naciones» que, según él, han fracasado en otras partes del mundo. En este sentido, el presidente subrayó que el desarrollo debe surgir desde el interior de cada nación, abogando por que los pueblos de la región tracen su propio camino hacia adelante.
El discurso también incluyó un llamado a la paz y la cooperación, y ofreció a Irán una nueva vía hacia un futuro más esperanzador, enfatizando su disposición a construir nuevas asociaciones a pesar de las diferencias que puedan existir. La administración de Trump hizo un hincapié particular en la estabilidad y la prosperidad como intereses fundamentales para la política exterior de Estados Unidos.
Entre los momentos destacados, mencionó las acciones militares estadounidenses en respuesta a ataques en el Mar Rojo, que resultaron en un acuerdo de los hutíes en Yemen de detener sus agresiones, además de su apoyo a la creación de un futuro de desarrollo económico en Líbano y la esperanza de estabilización en Siria bajo un nuevo gobierno.
Asimismo, instó a las naciones responsables de la región a aprovechar el momento histórico actual, poniendo de lado sus diferencias y enfocándose en los intereses compartidos, sugiriendo que el mundo podría ser testigo de un notable progreso en esta parte geográfica del planeta, que es también el corazón espiritual de las grandes religiones.
El discurso dejó clara la intención de la administración de Trump de transformar la narrativa en Medio Oriente, apostando por un futuro donde el desarrollo y la paz puedan ser alcanzables si se logra la colaboración de los países de la región.
Fuente: WhiteHouse.gov
