Trump Revoca Autorizaciones a Petroleras, Incluida Repsol, para la Exportación de Petróleo Venezolano

En un movimiento que profundiza la presión sobre Venezuela y su principal industria, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha cancelado los permisos de exportación de crudo de compañías internacionales, incluida la petrolera española Repsol, operando con el petróleo venezolano. Esta decisión afecta directamente a varias importantes firmas mundiales como la estadounidense Global Oil Terminals, la italiana Eni, la francesa Maurel & Prom y la india Reliance Industries, todas beneficiarias de licencias especiales concedidas bajo la administración de Joe Biden, destinadas a sortear las sanciones impuestas al régimen venezolano.

Estas licencias permitían a dichas empresas procesar petróleo venezolano en sus refinerías alrededor del mundo a pesar de las restricciones internacionales dirigidas al gobierno de Venezuela. Sin embargo, la administración Trump, reforzando su campaña de medidas coercitivas, revirtió estos permisos como parte de una estrategia más amplia para aislar aún más a Venezuela. La mayoría de estas petroleras ya habían cesado sus importaciones de crudo venezolano siguiendo un arancel del 25% impuesto por Estados Unidos a los compradores de petróleo y gas de este país, en un esfuerzo por estrangular financiera y económicamente al gobierno de Maduro.

La medida no solo afecta a las operaciones comerciales de estas empresas sino que también intensifica la crisis venezolana. Para Repsol y Reliance, que tienen significativas operaciones en Estados Unidos, esta decisión representa un desafío particular, ya que ambas habían solicitado autorizaciones especiales para continuar su trabajo en Venezuela sin infringir las sanciones.

Como parte de esta creciente presión, Trump ha revocado también una licencia esencial otorgada a Chevron, forzando a la gigante petrolera a desmontar sus instalaciones en el país sudamericano. Además, en un esfuerzo por coartar aún más los ingresos de Venezuela procedentes de su recurso más valioso, la administración ha decretado un arancel adicional del 25% a cualquier nación que adquiera petróleo venezolano, medida que seguramente tendrá un impacto significativo en el comercio global de energía.

Esta serie de acciones subraya la compleja intersección entre política, comercio y derechos humanos en el escenario internacional, mientras Estados Unidos continúa su intento de presionar a Venezuela por medio de sanciones económicas y restricciones comerciales. Las compañías involucradas tienen hasta finales de mayo para liquidar sus operaciones en Venezuela, lo que sin duda afectará tanto a la economía venezolana como a los mercados energéticos mundiales.

Mientras tanto, Venezuela enfrenta una situación cada vez más precaria, con su producción y exportación de petróleo—aunque incrementada ligeramente en febrero—sujeta a la volatilidad política y las decisiones de política exterior de potencias extranjeras. Las repercusiones de este nuevo capítulo en las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela seguramente se sentirán tanto a nivel regional como global, delineando un futuro incierto para la nación venezolana y su gente.

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