En una reciente declaración a través de su plataforma en Truth Social, Donald Trump, el expresidente de Estados Unidos y nuevamente candidato republicano, ha descartado cualquier posibilidad de un tercer debate contra la vicepresidenta Kamala Harris. Esta noticia llega después de un polémico encuentro entre ambos políticos a mediados de semana, que desató una ola de especulaciones sobre la posibilidad de un nuevo cara a cara.
Trump, quien mantiene una relación confrontativa con los medios y con sus oponentes políticos, afirmó que las encuestas post-debate lo posicionaban como el claro vencedor contra Harris, la cual representa, según sus palabras, «la izquierda radical de los demócratas». A pesar de que diversos medios de comunicación estadounidenses calificaron a Harris como la ganadora del debate en Filadelfia, Pensilvania, Trump alegó que el evento no fue imparcial y sugirió que fue perjudicado deliberadamente.
El magnate también aprovechó la ocasión para criticar fuertemente la gestión de Biden y Harris durante los últimos cuatro años, acusándolos de «destruir» el país por medio de políticas que, según él, han favorecido la entrada de «millones de criminales y personas con trastornos mentales» a Estados Unidos. Trump insistió en que sus críticas hacia el actual Gobierno ya fueron discutidas en los debates anteriores, tanto con Biden como con Harris, y criticó la negativa de su contrincante demócrata a participar en debates programados por otras cadenas de televisión.
El anuncio de Trump de no participar en un tercer debate ha resonado en ambos bandos del espectro político estadounidense. Algunos republicanos, preocupados por las consecuencias de las acciones de Trump, ven esta decisión como una potencial amenaza para la campaña republicana. Por su parte, la vicepresidenta Harris no ha emitido comentarios sobre la decisión de Trump, manteniendo el foco en las prioridades políticas de su agenda.
Mientras Estados Unidos se acerca a otra elección presidencial, el debate político se intensifica, reflejando divisiones profundas en el país. La negativa de Trump a un tercer cara a cara con Harris destaca una estrategia política que busca afirmar su dominio en la narrativa electoral, en un momento en que los estadounidenses se preparan para tomar decisiones críticas sobre el futuro de su nación.
