El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, propuso utilizar las ciudades del país como «campos de entrenamiento» para las Fuerzas Armadas, durante un discurso ante altos mandos militares en Quantico, Virginia. Trump abordó una supuesta «invasión desde dentro», prometiendo despedir a los líderes militares con los que no esté de acuerdo. A la par, reveló que está considerando revivir el concepto de acorazados, navíos de guerra que desaparecieron tras la Segunda Guerra Mundial, sugiriendo que los aranceles impuestos a otros países podrían financiar esta idea.
El secretario de Guerra, Pete Hegseth, respaldó estas propuestas al anunciar medidas para restaurar lo que definió como el «más alto estándar masculino» en el Ejército. Hegseth abogó por evaluar la condición física de todos los miembros de las Fuerzas Armadas y eliminar políticas de diversidad y equidad. En su discurso, también enfatizó el fin del «liderazgo políticamente correcto» y expresó su desdén hacia la presencia de «soldados gordos» en las filas.
Además, Hegseth indicó que se establecerán nuevos requisitos físicos para garantizar que todos los soldados cumplan con estándares óptimos, reflejando el deseo de Trump de elevar la eficacia y la imagen del Ejército. La retórica de ambos líderes sugiere un giro hacia enfoques más tradicionales y una fuerte oposición a lo que consideran distracciones modernas dentro de las Fuerzas Armadas.
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