En Los Ángeles, la noche se vio envuelta nuevamente en protestas a raíz de las continuas detenciones de inmigrantes ilegales, desencadenando un conflicto que requirió la intervención de la policía en las inmediaciones del centro Metropolitano de Detención. La tensión creció cuando cientos de manifestantes, algunos ondeando banderas de México y otros protegiéndose del gas lacrimógeno con mascarillas, lanzaron petardos contra la fachada del edificio.
La situación se agravó tras las redadas realizadas por agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), llevando a la movilización de la Guardia Nacional. Bajo las órdenes de despliegue de al menos 2.000 soldados en la ciudad, la medida fue descrita por el gobernador de California, Gavin Newsom, como «intencionadamente incendiaria».
El presidente Donald Trump, a través de una publicación en Truth Social, amenazó con intervenir directamente si las autoridades locales, específicamente el gobernador Newsom y la alcaldesa Karen Bass, no logran contener las manifestaciones. Trump criticó su gestión y afirmó que el gobierno federal tomaría cartas en el asunto para resolver «el problema».
Las declaraciones de Trump se producen tras el anuncio de Tom Homan, designado por el presidente como zar de la frontera, quien en entrevista con Fox, confirmó que la Casa Blanca planea desplegar a la Guardia Nacional en respuesta a dos días consecutivos de protestas. La decisión de tomar el control de la Guardia Nacional de California y desplegar 2.000 soldados fue confirmada por Newsom, quien enfatizó la intervención federal.
Además de los enfrentamientos cerca del centro de detención, se reportaron operativos migratorios en la ciudad de Paramount, donde más de 50 vehículos federales efectuaron una redada en una empresa, resultando en el arresto de al menos 65 trabajadores. La comunidad reaccionó rápidamente, congregándose en el sitio en un intento por bloquear la partida de los vehículos federales.
La tensión se escaló cuando los agentes federales emplearon gases lacrimógenos y granadas aturdidoras para dispersar a los manifestantes que intentaban evitar las detenciones. La acción, descrita por algunos como un uso de tácticas militares, resultó en varias personas heridas, incluyendo afectados por balas de goma y las mismas granadas.
La respuesta oficial a las manifestaciones y operativos ha sido diversa. Desde la Casa Blanca, se presenta como una medida necesaria contra la inmigración ilegal, mientras activistas y líderes locales critican las acciones por considerarlas excesivas y perjudiciales para la comunidad. Las tensiones en Los Ángeles reflejan la polarización existente en Estados Unidos en torno a la política de inmigración, un tema que sigue generando divisiones y provocando reacciones en cadenas a nivel nacional.