En un notable avance hacia la equidad en la educación superior, el presidente Donald J. Trump ha alcanzado un acuerdo histórico con la Universidad de Cornell. Este pacto no solo restablece la responsabilidad y la justicia en la institución, sino que también asegura que se cumplan las leyes federales de derechos civiles, marcando un precedente importante en la lucha contra la discriminación en las universidades.
El acuerdo estipula que Cornell se compromete a eliminar cualquier forma de discriminación racial en sus procesos de admisión y en la programación universitaria. Como parte de esta medida, la universidad deberá proporcionar al gobierno federal acceso a datos relevantes para evaluar su adherencia a las prácticas de admisión basadas en el mérito. Este enfoque busca garantizar que las oportunidades académicas estén abiertas a todos, independientemente de su origen racial.
Para reforzar el cumplimiento de estas normas, Cornell acordó pagar una multa de 30 millones de dólares al gobierno de los Estados Unidos, fraccionada en pagos anuales durante los próximos tres años. Además, la universidad destinará otros 30 millones en programas de investigación que beneficien específicamente a los agricultores estadounidenses, lo que subraya un compromiso dual tanto con la equidad como con el desarrollo económico.
En un esfuerzo por fomentar un ambiente universitario seguro, Cornell llevará a cabo encuestas anuales sobre el clima en el campus, centradas en la seguridad de los estudiantes judíos y la lucha contra el antisemitismo. Esta iniciativa responde a preocupaciones crecientes sobre la discriminación en el campus y buscará ofrecer un espacio más inclusivo y protegido para todos sus estudiantes.
El acuerdo también restaura la elegibilidad de Cornell para recibir subvenciones federales y cierra investigaciones pendientes bajo los títulos VI y IX de la Ley de Derechos Civiles. Sin embargo, es importante destacar que las investigaciones relacionadas con denuncias de discriminación en las prácticas laborales de la universidad siguen en curso, lo que indica que las preocupaciones sobre la equidad en Cornell no se limitan únicamente a las admisiones.
En sus declaraciones, el presidente Trump subrayó que esta acción busca no solo proteger a los estudiantes, sino también afirmar que las universidades de élite deben ser responsables en su uso de fondos públicos y en el diseño de sus políticas. La Administración ha sido firme en su crítica a otras instituciones, asegurándose de que mantengan un compromiso con la equidad y los valores fundamentales americanos.
El acuerdo con Cornell se suma a otras acciones similares que incluyen negociaciones exitosas con la Universidad de Pensilvania y resoluciones significativas con universidades como Columbia y Brown, lo que refleja un esfuerzo continuo por parte de la Administración para promover reformas en el ámbito de la educación superior.
Con este paso, la administración Trump reafirma su compromiso de promover la justicia y la equidad en el ámbito educativo, recordando a todos que el acceso a una educación de calidad y la protección de los derechos de los estudiantes son prerrogativas esenciales en cualquier sociedad democrática.
Fuente: WhiteHouse.gov

















