El presidente Donald Trump ha intensificado su enfoque proteccionista al anunciar un arancel del 50% sobre el cobre y la posibilidad de imponer un gravamen de hasta el 200% sobre productos farmacéuticos si los fabricantes no establecen operaciones en Estados Unidos. Durante una reciente reunión de gabinete, Trump expresó su frustración con administraciones anteriores que permitieron la deslocalización de industrias clave, reafirmando su firme intención de evitar que esto continúe.
Con la fecha límite para nuevos acuerdos comerciales acercándose, la amenaza de aranceles adicionales se cierne sobre las empresas que operan fuera de EE. UU. Si bien se han buscado acuerdos con países como China y el Reino Unido, las negociaciones con la Unión Europea han resultado complicadas. Trump anticipa enviar en breve nuevas propuestas a Bruselas, reiterando que un acuerdo significativo podría aliviar la incertidumbre económica que afecta a los mercados.
A la luz de estos desarrollos, la comunidad empresarial y los líderes europeos siguen atentos a las decisiones de la administración estadounidense, conscientes de que el éxito o fracaso de estas negociaciones no solo impactará a las empresas, sino también a la economía en general. La promesa de que no se concederán prórrogas hasta el 2025 plantea un escenario desafiante tanto para el comercio internacional como para las industrias locales.
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