Con un último juramento, se hizo oficial: Donald Trump regresa a la Casa Blanca. Ha sido el viaje del héroe más impresionante de la política de los últimos años. De la gloria del primer mandato a la violencia del asalto al Capitolio, pasando por un paréntesis de silencio acosado por las causas judiciales y aislado de los medios y redes sociales como X (entonces Twitter). Pero resurgió, más vivo que nunca, y cuatro años después regresa al despacho Oval tras una aplastante victoria contra su rival demócrata Kamala Harris, con muchos planes que llevar a cabo y un equipo de leales dispuestos a cumplirlo. "El camino para volver no ha sido fácil (…) pero el 20 de enero de 2025 es el Liberation Day", Día de la Liberación, ha dicho en su discurso de toma de posesión.
Se espera que, tras la ceremonia, Trump se estrene con la firma de algo más de 200 órdenes ejecutivas "ómnibus", con medidas que irán desde restricciones a la migración y aumentar las deportaciones a la energía, pasando por reducir derechos al "estado profundo" de los funcionarios del gobierno federal, prometiendo que su mandato traerá "una nueva marca de fuerza, prosperidad, dignidad y orgullo estadounidense".
En su discurso, que se aleja de una voz conciliadora y de unidad americana, prefiriendo hacer un repaso de toda su agenda y toda una retahíla de promesas (hasta poner la bandera de las barras y estrellas en Marte), esa ha sido su primera: deportar del país a miles de personas y declarar la emergencia "migratoria y climática".
Horas antes, ante el temor del frenesí trumpiano, la última medida del presidente saliente Joe Biden ha sido perdonar, "preventivamente" a una serie de personajes que han estado siempre en el ojo de Trump: Anthony Fauci, el que fuera el heraldo de las medidas contra la pandemia de coronavirus, el general retirado Mark Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto durante la primera era Trump, a quien acusó de ser un fascista, y a los integrantes del comité de investigación del asalto al Capitolio. Los perdones "no deben ser confundidos con el reconocimiento de que estos individuos han cometido algún delito ni su aceptación debe ser malinterpretada como una admisión de culpabilidad de cualquier infracción", ha informado la Casa Blanca en un comunicado.
Según se espera y ha adelantado el propio mandatario en su discurso de investidura, las órdenes firmadas por Trump declararán una emergencia nacional en la frontera y declarará como "grupos terroristas extranjeros" a los cárteles criminales que operen en suelo estadounidense. Se aprobarán una serie de medidas que facilitarán "el cierre total" de la frontera a los inmigrantes ilegales, así como los poderes de emergencia para expulsar a los que ya estén en EEUU.
Donald Trump prometía hace semanas que sus primeras medidas como presidente de Estados Unidos harían “volar la cabeza cuando vean lo que va a pasar”. El magnate ha convertido la inmigración en uno de los puntos neurálgicos del inicio de su segunda legislatura, pero también se espera que apruebe una ola de órdenes ejecutivas para desmantelar las políticas energéticas de Joe Biden.
Según fuentes de la Casa Blanca, Trump declarará una "emergencia energética nacional" para impulsar una mayor producción y reducir los costos para el consumidor. Una de las medidas estará centrada en potenciar los recursos naturales de Alaska, con el objetivo de aumentar las exportaciones de gas natural licuado a países de Asia y el Pacífico.
Esta es una de las primeras decisiones encaminadas a acabar con las políticas del Gobierno anterior, que apostó por priorizar las cuestiones climáticas sobre la política exterior. Un asesor de Trump consultado por Axios confirmó el interés de Trump por tomar la senda contraria: "Reducir la producción energética estadounidense limita nuestra capacidad de ejercer nuestra política exterior", dijo.
Además, el equipo de Trump también estaría redactando una orden para detener las actividades eólicas marinas en la Costa Este y acabar con las regulaciones para potenciar el uso de vehículos eléctricos e híbridos de bajo consumo en Estados Unidos, otra de las apuestas de Joe Biden.
Los planes energéticos del republicano podrían aumentar las emisiones de gases de efecto invernadero en el país, o por lo menos incumplir las reducciones proyectadas. Esta es la amenaza a la que apuntan los expertos climáticos si Trump cumple con otras de sus promesas, como abolir el Green New Deal, que planteaba la descarbonización de la economía estadounidense en los próximos 10 años.
El presidente de Estados Unidos también se retirará del Acuerdo Climático de París, según las fuentes. Es la misma decisión que ya tomó en su anterior legislatura y Joe Biden volvió a incorporar al país en el acuerdo para reducir las emisiones.
Entre las órdenes hay otras que afectan más a los trabajadores del gobierno federal, los funcionarios, ese "estado profundo" en el que Trump ha personificado muchos de los males de EEUU y sobre los que ha desatado a Elon Musk y su Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés). En su primer día, Trump ordenará el fin del teletrabajo, además de establecer que su gestión vuelva a la presidencia.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavittm, defendió que cuando Donald Trump ponga la mano sobre la Biblia y jure su cargo como presidente, “comenzará la Edad de Oro en Estados Unidos”. "El pueblo estadounidense tendrá un líder que cumplirá las promesas que hizo de restaurar la grandeza de nuestro país", aseguró.
Algunas de esas promesas se convertirán en realidad inmediatamente después de la ceremonia de inauguración y otras órdenes ejecutivas las firmará antes del almuerzo de celebración en el Senado. Pero en esta primera ola de medidas no se incluirán otras promesas que Trump ha convertido en prioridades políticas durante su campaña.
El magnate se comprometió a poner fin entre la guerra de Rusia y Ucrania “en 24 horas”, con un acuerdo que por ahora parece poco probable. A pesar de que su equipo está preparando una reunión con Vladímir Putin, los escenarios para que conseguir un alto al fuego a corto plazo siguen siendo sombríos.
Asimismo, apostó por abolir el derecho a la ciudadanía estadounidense para aquellas personas de otros países que nazcan en el país. Esta medida supone un cambio en la Constitución que no podrá conseguir en los primeros días de su gestión. Es el mismo caso de su intención de indultar a los acusados o condenados por el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021, una decisión que promete ser foco de varias polémicas tanto fuera como dentro del Partido Republicano.