En un giro inquietante en su estrategia para abordar el crimen en Washington, el presidente Donald Trump anunció que su administración solicitará la pena de muerte para cualquier persona condenada por asesinato en la capital de la nación. Durante una reunión de su Gabinete, Trump enfatizó que esta drástica medida será parte de su enfoque para enfrentar lo que él describe como una ola de criminalidad en la ciudad, a pesar de que las estadísticas indican que los niveles de delitos se encuentran en su punto más bajo en tres décadas.
La propuesta del presidente ha generado un intenso debate, ya que Trump reconoció que el país podría no estar listo para implementar tal medida y que sería una «opción necesaria» en su opinión. Actualmente, la ciudad ha activado a unos 2,000 efectivos de la Guardia Nacional, sumado a la presencia de diversas agencias federales como el FBI y la DEA, buscando hacer frente a un número elevado de delitos. Según cifras recientes, se han realizado más de mil arrestos y se han confiscado armas ilegales.
Sin embargo, diversas organizaciones comunitarias están alertando sobre el uso de estas medidas como pretexto para llevar a cabo detenciones de migrantes indocumentados, planteando preocupaciones sobre el respeto a los derechos humanos en medio de un operativo que muchos consideran excesivo y represivo. La implementación de la pena de muerte para homicidios en la capital podría ser solo el inicio de un debate profundamente polarizado sobre el futuro de la justicia penal en Estados Unidos.
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