La reciente caída de la inflación en Estados Unidos ha sorprendido a muchos analistas, superando las expectativas de economistas y marcando un nuevo camino para la economía del país. En un comunicado, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, destacó que los datos recientes evidencian una tendencia positiva: “La era de la inflación ha terminado”.
Según el último informe, la inflación ha disminuido en un 70% desde su pico durante la administración anterior. Este descenso se refleja en precios más bajos para una variedad de productos, desde alimentos y medicinas hasta combustible y alojamiento. Muchos estadounidenses comienzan a sentir un alivio en sus bolsillos, lo que se traduce en mayores salarios y un crecimiento notable en el poder adquisitivo de los trabajadores.
Una de las estadísticas más destacadas es que los trabajadores del sector privado están proyectando un aumento de sus ingresos reales de aproximadamente $1,300 en el primer año completo de la presidencia de Donald Trump. Sin embargo, el aumento más significativo se observa entre los trabajadores de ocupaciones manuales como la construcción y la manufactura, quienes ven incrementos anuales de $1,800 y $1,600, respectivamente.
El desplome de precios ha generado una ola de optimismo. Expertos de diversas instituciones, desde CNBC hasta Harvard, han aclamado estos resultados, describiéndolos como “buenos números” y “noticias positivas”. Los analistas apuntan que el hecho de que las proyecciones sobre el impacto de los aranceles en la inflación hayan sido erradas, solo refuerza la tendencia de recuperación económica.
Desde un punto de vista más amplio, la baja inflación se acompaña de un descenso en los precios del gas y una reducción en el déficit federal, lo que sugieren indicios claros de un resurgimiento económico. Este contexto favorable se presenta justo a tiempo para la temporada navideña, ofreciendo un mensaje de esperanza y estabilidad para millones de estadounidenses.
A medida que la administración de Trump continúa trabajando para fortalecer la economía, la respuesta general es una mezcla de alivio y expectativas optimistas sobre un futuro más próspero. Los ciudadanos quedan a la espera de un nuevo año marcado por un crecimiento sostenido y el potencial de lograr beneficios tangibles en sus vidas cotidianas.
Fuente: WhiteHouse.gov
















