El pasado fin de semana, el Trofeo Quijotes volvió a hacer notar su presencia en el calendario de la orientación española, y no lo hizo solo con su habitual competitividad, sino también con un acompañante que parece tener una relación especial con el evento: la lluvia.
Las bellas localidades albaceteñas de Casas de Ves, Alcalá del Júcar y Villatoya se convirtieron en el escenario de la XVIII edición de esta cita, que en su formato tradicional incluyó una emocionante combinación de pruebas de media distancia, sprint y larga distancia. Todo esto coincidió con el Día de la Fiesta Nacional y de la Hispanidad, lo que añadió un matiz especial a la competición.
El club BMT de Casas de Ves fue el motor detrás de la organización, poniendo especial atención en los detalles que garantizaban un desarrollo fluido del evento. Además de las tres etapas competitivas, los participantes contaron con dos zonas de entrenamiento: la «Ermita de la Encarnación», cerca de Casas de Ves, y el casco urbano de Jorquera.
La dureza y el espíritu resiliente de los orientadores se puso a prueba desde el primer momento. Las intensas lluvias que cayeron los días previos dejaron algunos caminos impracticables, lo que llevó a la organización a buscar soluciones rápidas. Creando un tren de lanzaderas que conectaba a los competidores con el Centro de Competición y actualizando la información en redes sociales, el evento logró mantenerse en pie. Aunque la lluvia hizo acto de presencia durante las carreras, los competidores y organizadores supieron convertir este inconveniente en una anécdota que, al final, enriqueció la experiencia.
Como reza el dicho popular, «no hay bien que por mal no venga». En este caso, las lluvias generosas exhibieron el bosque en todo su esplendor, ofreciendo a los orientadores la posibilidad de disfrutar de una experiencia pura en la naturaleza, evocando incluso momentos épicos.
Una vez superado el barro de la primera etapa, los participantes se trasladaron a Alcalá del Júcar para la prueba de sprint. La belleza del paisaje y el trazado cuidadosamente diseñado por Ana Defez y María Megía sorprendió a aquellos que no conocían la localidad. Cada detalle contaba, y cualquier pequeño error podía traducirse en la pérdida de segundos valiosos.
El sol brilló en el domingo, brindando un cierre espectacular en la pedanía de Cilanco, separada de Valencia por el río Cabriel. El terreno se encontraba en óptimas condiciones, lo que propició una competición intensa en la larga distancia. Blas López, uno de los directores técnicos, comentó sobre la importancia de elegir la ruta más eficaz en un mapa que invitaba a explorar.
La ceremonia de entrega de trofeos fue el colofón a un fin de semana emocionante, con figuras como Marísa Martínez, alcaldesa de Casas de Ves, y otros representantes del ámbito deportivo presentes. María Prieto (Malarruta) y Gonzalo Ferrando (Toledo-o) se alzaron como campeones en categoría élite, mientras que Judit Ravell (Montsant) y Ana Camarasa (Colivenc) se llevaron los honores en la categoría femenina, y David Rojas (Alabarda) junto a Pablo Ferrando (Toledo-o) en la masculina.
Desde la Federación Territorial se destacó la alta participación en las distintas categorías, tanto en pruebas de bosque como en las urbanas. A pesar de los desafíos meteorológicos, casi mil personas se dieron cita, y se destacó el orgullo de que un 45% de los corredores eran mujeres.
El esfuerzo continuo que realizan los clubes de orientación en la búsqueda de ofrecer los mejores escenarios se hizo evidente, pues la adaptabilidad frente a la lluvia y otros imprevistos se convirtió en una señal de fortaleza y compromiso.
Todos los detalles de los resultados, junto a fotografías y recorridos, están disponibles en la plataforma digital del evento. La mirada ya está puesta en la XIX edición, que se aventurará al río Cabriel hacia la provincia de Cuenca, visitando Boniches, Cañete y Campillos-Sierra, lo que promete una nueva oportunidad repleta de desafío y emoción en el mundo de la orientación.
Fuente: Federación de Orientación de Castilla-La Mancha
