El Tribunal Constitucional de Kuwait anuló el pasado domingo las recientes elecciones legislativas de 2022 y ordenó restaurar la composición del Parlamento anterior. Esta medida se suma a la serie de conflictos y crisis entre el Gobierno y el poder legislativo del país árabe.
Las elecciones parlamentarias del 2022 habían sido una oportunidad para que representantes de diversos partidos políticos y movimientos independientes pudieran disputar los 50 escaños disponibles y, de esta manera, consolidar un Parlamento más plural y democrático. Sin embargo, tras la decisión del Tribunal Constitucional, este objetivo queda aplazado.
La situación política en Kuwait es especialmente compleja, ya que el país, si bien goza de un sistema parlamentario más abierto en comparación con sus vecinos en la región, sufre de una forma de inestabilidad política que impide arribar a consensos y acuerdo. Esto se traduce en la casi continua disolución del Parlamento y la remodelación de gabinetes gubernamentales.
La relación tensa entre el Gobierno y el Parlamento encuentra, en parte, su origen en la estructura política de Kuwait. En este sistema político, el Emir es el líder del país y tiene la capacidad de disolver el Parlamento y convocar a elecciones, lo cual ha llevado a situaciones de confrontación entre ambos poderes.
Esta crisis política ha sido la protagonista de la esfera pública kuwaití durante los últimos años, con siete gabinetes gubernamentales en poco más de una década (2007-2021) y la frecuente disolución del Parlamento. Esta inestabilidad política ha afectado negativamente la economía del país, ya que la falta de consensos políticos ha obstaculizado la implementación de reformas y políticas económicas necesarias para diversificar su economía y reducir la dependencia en los ingresos petroleros.
El Tribunal Constitucional ha señalado que las elecciones legislativas de 2022 violaron varios preceptos constitucionales, aunque no ha detallado cuáles. En consecuencia, ordenó la anulación de los comicios y la restauración del anterior hemiciclo, al tiempo que advirtió que habría consecuencias penales para quienes hayan cometido ilegalidades durante el proceso electoral.
Aunque muchos esperaban un avance democrático en Kuwait tras las elecciones del 2022, el resultado ha sido un paso atrás debido a la intervención del Tribunal Constitucional. La disolución del Parlamento, la anulación de sus elecciones y la restauración del hemiciclo anterior solo incrementan las tensiones entre la rama ejecutiva y legislativa del país, e impiden la consolidación de un sistema político estable y sostenible.
Es crucial que se trabaje en la identificación de las irregularidades y se busque garantizar un sistema electoral limpio y transparente en el futuro. También es fundamental que el Gobierno, el Parlamento y el Emir trabajen juntos para encontrar un equilibrio de poderes y una forma sostenible y pacífica de abordar las disputas y desafíos dentro del sistema político kuwaití.
La estabilidad política de Kuwait es de suma importancia en la región del Golfo Pérsico, especialmente en un contexto de tensiones geopolíticas y económicas. Es hora de que los líderes políticos se enfrenten y resuelvan esta crisis, para poder centrarse en las reformas económicas necesarias y en la construcción de un Kuwait más democrático, próspero y estable.