En un devastador giro de eventos este viernes, el Ejército ruso ha intensificado sus operaciones contra Ucrania, dirigiendo su furia a la región de Kiev, que alberga la capital del país. Las autoridades ucranianas han elevado la voz para denunciar la muerte de al menos tres personas en estas agresiones, marcadas por el uso de drones en un ataque que ha sembrado el pánico y la destrucción en varias localidades.
La policía regional ha comunicado a través de Facebook que, además de las vidas perdidas, una persona resultó herida en el asalto, que también ha dejado un rastro de daños materiales. En total, once edificios, ocho viviendas privadas y una tienda han sufrido daños como consecuencia del ataque con drones, subrayando la escalada de tensiones en el área.
La conmoción ha aumentado al conocerse que entre los fallecidos se encuentra un matrimonio, cuyos cuerpos fueron hallados entre los escombros de un edificio en Brovari, según informó Igor Sapozhko, el alcalde de la localidad, a través de Telegram. Este hecho pone de manifiesto la crudeza de los ataques y la trágica pérdida de vidas inocentes.
Por otro lado, el Servicio Estatal de Emergencia de Ucrania ha informado de otra víctima mortal a causa de un ataque con drones en Fastiv, una localidad donde un edificio de 10 plantas ha sido objetivo, obligando a la evacuación de aproximadamente 150 personas. Este acto destaca la indiscriminada estrategia de los ataques, impactando directamente en la vida cotidiana de los ciudadanos.
En un esfuerzo por repeler estas agresiones, la Fuerza Aérea de Ucrania ha comunicado que, en las últimas horas, Rusia ha lanzado 58 drones kamikaze de tipo Shahed, de los cuales 25 han sido interceptados. «Los otros 27 no lograron alcanzar sus objetivos», declararon, asegurando que, a pesar de los intentos por mitigar los daños, han habido «víctimas mortales» como consecuencia de esta oleada de ataques.
El recrudecimiento de acciones militares en esta área crítica de Ucrania no solo pone de manifiesto la volátil situación en el frente, sino que también augura un agravamiento del conflicto que lleva meses desangrando a la nación. La comunidad internacional observa con creciente preocupación mientras se multiplican los llamamientos a una solución pacífica que, por el momento, parece distante.