En un importante giro en el panorama educativo español, el proceso de Evaluación de Bachillerato para el Acceso a la Universidad (EBAU) se prepara para implementar significativas modificaciones a partir del año 2025. Estos cambios, derivados tanto de iniciativas del Gobierno central como de las autonomías, han generado un intenso debate nacional sobre el futuro de la educación preuniversitaria en España.
El Gobierno, hacía tres semanas, anunció a través del Consejo de Ministros, y bajo la propuesta del Ministerio de Educación, una revisión profunda del modelo de evaluación, optando por revivir la denominación PAU (Prueba de Acceso a la Universidad). La ministra de Educación, Pilar Alegría, destacó que esta reforma surgió tras un amplio proceso de diálogo que involucró a las comunidades autónomas, universidades, órganos rectores, estudiantes y familias. Sin embargo, dicha decisión ha encontrado una respuesta paralela y ambiciosa por parte de las comunidades gobernadas por el Partido Popular (PP), quienes han propuesto su versión de una EBAU común, en un claro desafío a la iniciativa nacional.
Pese a que el Ministerio busca homogeneizar el acceso a la universidad estableciendo normas y estructuras comunes en todo el país, las regiones del PP contraponen con un modelo que, según ellos, representaría un verdadero balance entre la uniformidad y la especificidad regional. Estas comunidades, abarcando aproximadamente el 70% de la población estudiantil española, proponen realizar los exámenes en las mismas fechas y con un sistema de corrección uniforme, aunque manteniendo diferencias en los enunciados de las preguntas.
Desde el punto de vista del Ministerio, la estrategia del PP no solo ignora el esfuerzo de consenso y diálogo previo sino que, según la ministra Alegría, refleja una falta de propuestas genuinas en educación por parte del PP, calificándolas de “ocurrencias”. Contrastando, el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, resalta su propuesta como un ejercicio de generosidad y colaboración interterritorial que busca garantizar una evaluación más justa y equitativa.
Entre los cambios más significativos ya anunciados para la PAU se encuentra la penalización de hasta un 10% por faltas de ortografía, el establecimiento de un único modelo de ejercicio por materia facilitando así una estructura más uniforme, y la valoración de diferentes tipos de respuestas, promoviendo una evaluación más integral del conocimiento y capacidades del estudiante.
Este escenario de reforma y controversia llega en un momento donde además resuenan críticas a ciertos aspectos más específicos de la EBAU, como los recientemente viralizados ejercicios de geografía en Asturias, descritos por algunos como propios de niveles de Primaria, lo que añade más leña al fuego en el debate sobre la calidad y exigencia del sistema educativo español preuniversitario.
A medida que avanzan los preparativos para la implementación de estas reformas, la educación en España se encuentra en una encrucijada que no solo definirá el acceso a la universidad sino que también pondrá a prueba la capacidad del sistema educativo para adaptarse a las exigencias contemporáneas, manteniendo un equilibrio entre la uniformidad nacional y la autonomía regional. La comunidad educativa, por su parte, se mantendrá atenta a estos desarrollos, esperando que las decisiones finales sean reflexivas y promuevan la equidad y la excelencia académica.