En un nuevo episodio de escalada de tensiones en el Medio Oriente, al menos once personas han perdido la vida mientras cuarenta y ocho más resultaron lesionadas tras dos bombardeos llevados a cabo por Israel en áreas centrales de Beirut, el jueves. Según comunicados del Ministerio de Salud Pública libanés, los incidentes devastadores tuvieron como foco los barrios de Ras al Nabaa y Nuweiri, intensificando el pánico y el desplazamiento entre la población civil.
Los ataques, que marcan el tercer asalto significativo contra la capital libanesa en menos de un mes, fueron confirmados a través de un informe preliminar ofrecido por el Centro de Operaciones de Emergencia, adscrito al Ministerio de Salud Pública. La Agencia Nacional de Noticias libanesa (ANN) especificó que las incursiones apuntaron a las inmediaciones del edificio Al Ameliya y una construcción cerca del complejo de Jatam al Anbiaa, ambos en zonas densamente pobladas y ahora marcadas por el estrépito de las explosiones y el caos.
La respuesta no se hizo esperar, con varios equipos de ambulancias desplegados inmediatamente hacia los lugares afectados, en un esfuerzo por socorrer a los heridos. Imágenes compartidas en redes sociales y medios de comunicación mostraban al personal médico en espera frenética por nuevas víctimas fuera de los hospitales de la ciudad, preparándose para lo peor. La situación rememora tragedias pasadas en la región, elevando el miedo entre la población a que los hospitales libaneses sufran el mismo destino que los asediados en Gaza.
Este ataque se inscribe en una intensa campaña aérea iniciada por Israel hace más de dos semanas, dirigida principalmente contra el sur y el este de Líbano, además de los suburbios del sur de Beirut, conocidos colectivamente como el Dahye. Zonas como Cola y Bachura también han sido objeto de ataques en las últimas semanas, extendiendo el ambiente de inseguridad y desolación entre los ciudadanos.
La violencia ha provocado una dramática ola de desplazamientos, con más de 1,2 millones de personas forzadas a abandonar sus hogares, buscando seguridad lejos de los frentes de batalla. El extrarradio del Dahye, por ejemplo, ha sido bombardeado casi diariamente, transformando este populoso suburbio en una zona fantasma.
Este recrudecimiento del conflicto subraya la fragilidad de la situación en Líbano y la urgente necesidad de una solución pacífica que ponga fin a la violencia y al sufrimiento de la población civil. Mientras tanto, la comunidad internacional observa con creciente preocupación, esperando poder desempeñar un papel en la mediación de un alto al fuego duradero que restaure la estabilidad en la región.