Durante una masiva protesta en Lima contra el Gobierno y el Congreso de Perú, un manifestante, identificado como Eduardo Ruiz, perdió la vida tras recibir un disparo. La Defensoría del Pueblo ha confirmado que el trágico incidente, que dejó más de 100 heridos, ocurrió en la Plaza Francia, donde los enfrentamientos estallaron cuando algunos participantes intentaron derribar las barreras impuestas por la Policía. El presidente interino, José Jerí, y el nuevo ministro del Interior, Vicente Tiburcio, han expresado su lamento por la muerte y han solicitado investigaciones exhaustivas sobre el caso.
Testigos afirman que Ruiz pudo haber sido alcanzado por un disparo realizado por un agente policial encubierto, que se encontraba entre los manifestantes y que habría agredido en su intento de escapar de una situación comprometida. La muerte de Ruiz ha generado una ola de indignación y ha llevado a diferentes organizaciones, como la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, a exigir una investigación independiente que esclarezca lo sucedido y responsabilice a los culpables.
El contexto de esta protesta se sitúa en la creciente desconfianza de la población hacia sus líderes, impulsada por la reciente destitución de la presidenta Dina Boluarte. Mientras la tensión política aumenta, la manifestación del miércoles se ha convertido en un símbolo de la frustración nacional, reflejando las preocupaciones en torno a la corrupción y la violencia en el país. El malestar es palpable, y muchos urgen la necesidad de nuevos cambios en la estructura de poder.
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