En un trágico recordatorio de la crisis migratoria en el Mediterráneo, el Centro de Medicina de Emergencia y Socorro de Libia ha reportado el descubrimiento de al menos 61 cuerpos sin vida en las costas del país en un periodo de tan solo dos semanas. Entre los hallazgos recientes, tres cadáveres fueron encontrados en instalaciones petroleras en Mellitah, mientras que doce más aparecieron cerca de Zuara, una localidad cercana a la frontera con Túnez. Estas tragedias subrayan la continua desesperación de quienes buscan una vida mejor cruzando estas aguas peligrosas.
La respuesta de las autoridades libias ha sido trasladar los cuerpos a la morgue para su identificación y documentación antes de ser enterrados en el cementerio de Abu Kammash, donde se marcan con números forenses. Según la organización, estas acciones se realizan con el objetivo de «preservar la dignidad humana», aunque el proceso refleja la desoladora realidad que enfrentan miles de migrantes. En lo que va del año, más de 1,620 personas han perdido la vida en el Mediterráneo, agrandando una crisis que parece no tener fin.
Organizaciones no gubernamentales han denunciado la brutalidad de los guardacostas libios y han instado a cesar la cooperación europea con el Gobierno de Libia, cuestionando así la ética detrás de un sistema que permite estas tragedias. La situación continúa siendo alarmante, mientras las aguas del Mediterráneo se tiñen de tragedia y desesperación, reflejando el costoso precio que muchos están dispuestos a pagar por alcanzar la esperanza.
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