En un trágico incidente que ha sacudido la comunidad de Brownsville en Brooklyn, un niño de 12 años mató accidentalmente a su primo de 14 años de un disparo el pasado domingo, según informaron las autoridades de la Policía de Nueva York. Este desgarrador suceso, que tuvo lugar en una tranquila zona residencial, ha vuelto a poner el tema de la posesión de armas de fuego y la seguridad de los niños en el punto de mira.
El menor, cuya identidad no ha sido divulgada debido a su edad, ha sido detenido y enfrenta cargos de homicidio involuntario, homicidio por negligencia criminal y posesión de arma. La tragedia ocurrió alrededor de las 10:30 hora local, cuando, según reportes preliminares, los niños estaban jugando con el arma. La policía, que aún investiga cómo los menores tuvieron acceso a la pistola, se encontró con una escena desgarradora: Jasai Guy, de 14 años, yacía inconsciente con una herida de bala en el pecho en el salón del apartamento. Pese a los esfuerzos por salvarle la vida, fue declarado muerto en el hospital a donde fue trasladado de urgencia.
El suceso ha dejado a la comunidad en shock y ha suscitado interrogantes sobre la seguridad de los niños y el acceso a armas de fuego en los hogares. Dushoun Almond, líder de la organización Brownsville In Violence Out, dedicada a combatir la violencia en la zona, reveló que la familia le había informado que los niños estaban jugando con el arma en el momento del disparo. Aún así, se desconoce cómo llegó el arma a manos de los menores.
Este incidente se produce en un contexto alarmante, donde según un análisis de la revista Pediatrics, en la última década, la tasa de muertes por armas de fuego en menores de 18 años en Estados Unidos ha aumentado un 87%, convirtiéndose en la principal causa de muerte en niños y adolescentes en el país.
El fiscal del distrito de Brooklyn, Eric González, en una rueda de prensa reciente, destacó el desmantelamiento de una banda responsable de la muerte de dos adolescentes, subrayando la urgencia de abordar y reducir la violencia armada que está cobrando la vida de jóvenes en Nueva York y en toda la nación.
Este trágico acontecimiento no solo ha dejado una familia devastada sino que también ha encendido el debate sobre la posesión de armas y la protección de los más vulnerables en la sociedad. Mientras la comunidad de Brownsville llora la pérdida de un joven vida, surge un clamor por medidas más estrictas para prevenir que tales tragedias vuelvan a ocurrir.