Este sábado, dos militares estadounidenses y un intérprete civil fueron asesinados en Siria en una emboscada llevada a cabo por un tirador solitario asociado al Estado Islámico (ISIS). El ataque, que también dejó a otros tres soldados estadounidenses heridos, ocurrió mientras las fuerzas de EE. UU. se encontraban en una reunión con líderes locales para respaldar operaciones antiterroristas en la región, según informó el Comando Central de Estados Unidos.
El portavoz del Pentágono, Sean Parnell, resaltó que el agresor fue neutralizado rápidamente por las fuerzas presentes en el lugar, aunque el incidente ha reavivado el debate sobre la seguridad y el coste humano de las operaciones militares en Medio Oriente. La misión de estas fuerzas se centra en combatir el terrorismo y la creciente influencia de ISIS, que aún representa una amenaza en la zona.
En una declaración en redes sociales, el secretario de Guerra de EE. UU., Pete Hegseth, emitió una contundente advertencia: aquellos que atenten contra estadounidenses en cualquier parte del mundo enfrentarán una persecución implacable. Este ataque no solo subraya la persistente vulnerabilidad de las tropas en misiones exteriores, sino también el continuo desafío que enfrenta la comunidad internacional en la lucha contra el terrorismo.
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