En una tragedia sin precedentes, 59 personas perdieron la vida en un incendio en una discoteca en Macedonia del Norte, revelando deficiencias críticas en medidas de seguridad y protocolos de emergencia. Según informes de la fiscalía citados por medios locales, el local carecía de rociadores contra incendios y se encontraba equipado únicamente con dos extintores, mientras que la única salida secundaria estaba bloqueada, lo que dificultó severamente los esfuerzos de evacuación.
La fiscalía también señaló que el edificio no contaba con ningún sistema de bocas de incendios ni de hidrantes, y los materiales altamente inflamables utilizados para la insonorización, junto con el empleo de dispositivos pirotécnicos durante el evento, contribuyeron al rápido avance del fuego. Estos factores fueron clave en la rápida propagación de las llamas, que se desataron alrededor de las 03:00 de la madrugada, en un local que albergaba aproximadamente a 500 personas, duplicando el aforo permitido.
El anuncio del inicio de una investigación penal destapó sospechas inquietantes sobre la integridad del permiso de funcionamiento de la discoteca, localizada en la ciudad de Kocani. La fiscalía ha iniciado interrogatorios a más de 20 individuos, con once siendo formalmente investigados y detención preventiva solicitada para ocho de ellos, entre los que se cuenta a funcionarios públicos.
La magnitud de la tragedia se ve reflejada en el número de víctimas y la juventud de las mismas, siendo la más joven de 14 años y la mayoría menores de 25. A medida que el país inició un período de luto de siete días, la atención se ha centrado en la asistencia a los 155 heridos, con al menos 44 de ellos necesitados de tratamiento en el extranjero debido a la falta de recursos médicos locales. Pacientes han sido trasladados a hospitales en Serbia, Bulgaria, Turquía y Grecia, entre otros, y equipos médicos internacionales han sido desplegados para ayudar a enfrentar la emergencia.
Mientras Macedonia del Norte se recupera de este golpe devastador, la comunidad internacional ha extendido su apoyo. Sin embargo, permanecen las preguntas sobre cómo una noche de diversión se transformó en una de las peores tragedias de la nación, subrayando la necesidad crítica de rigurosos estándares de seguridad y protocolos de emergencia en lugares de reunión pública.