La Iglesia de la Sagrada Familia, la única parroquia católica en la Franja de Gaza, ha sido gravemente dañada por un bombardeo israelí que tuvo lugar este jueves, dejando un saldo de cuatro muertos y varios heridos, entre ellos el párroco argentino Gabriel Romanelli. La situación ha sido confirmada por otros miembros de la iglesia, quienes relatan la angustia en una comunidad que ya sufre las consecuencias de un conflicto prolongado y desgastante.
El padre Carlos Ferrero, otro sacerdote de la parroquia, reportó que, aunque el ataque causó víctimas mortales y numerosos heridos, la lesión del padre Gabriel en la pierna no es grave. Sin embargo, la situación sigue siendo tensa y se actualizan constantemente los datos sobre las víctimas. A pesar de los ataques, la Iglesia se ha convertido en un refugio para cientos de cristianos desplazados por las hostilidades en la región, quienes buscan un lugar seguro frente a la violencia.
El ataque ha generado una ola de condenas, incluyendo reacciones del Vaticano y de líderes políticos internacionales que abogan por un alto el fuego y el respeto hacia las comunidades civiles. El Papa León XIV expresó su tristeza por las vidas perdidas y reafirmó su apoyo a la comunidad en Gaza, subrayando que no existen justificaciones para la violencia que afecta a civiles y lugares de culto. La situación en Gaza sigue siendo crítica, con la población atrapada entre el dolor de la guerra y la lucha por la supervivencia diaria.
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