Las inundaciones en Indonesia, Sri Lanka y Tailandia, provocadas por un fuerte temporal de lluvias, han dejado hasta el momento al menos 1.012 fallecidos. La isla de Sumatra, en Indonesia, se ha convertido en el epicentro del desastre, donde la Agencia Nacional para la Gestión de Desastres reporta un aumento en el número de muertes de 442 a 502 solo en un día, además de más de 500 desaparecidos y 2.500 heridos. Las lluvias torrenciales han desbordado ríos y desencadenado deslizamientos de tierra, afectando a aproximadamente 1,4 millones de personas en diversas provincias.
La situación se complica aún más en regiones como Aceh, donde las dificultades de acceso han obstaculizado las labores de rescate. Rescatistas han señalado que aún hay áreas que no han recibido ayuda debido a la magnitud del desastre, que ha superado la capacidad de respuesta de muchos gobiernos locales. Las comunidades afectadas, que se han visto obligadas a improvisar refugios, han solicitado la declaración de desastre nacional, una medida que solo se ha implementado en contadas ocasiones en las últimas tres décadas.
La emergencia también se extiende a Tailandia, donde el retroceso de las aguas ha permitido un balance de 176 muertos y daños significativos en las provincias del sur. En Sri Lanka, la situación es igualmente alarmante, con 334 muertes confirmadas y 337 personas aún desaparecidas. Estos eventos climáticos extremos ponen de relieve la fragilidad de las infraestructuras y la vida de millones en la región, recordándonos la urgencia de medidas efectivas ante el cambio climático.
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