La madrugada de hoy, la tragedia golpeó la localidad de Castel D’Azzano, en la provincia de Verona, donde tres carabineros perdieron la vida y 15 resultaron heridos tras el derrumbe de una casa de campo, provocado por una explosión. Esta explosión fue consecuencia del gas que los ocupantes habían almacenado en el interior de la vivienda. El suceso se produjo durante un intento de desalojo de la propiedad, que había sido objeto de múltiples intentos fallidos debido a las amenazas de los inquilinos de hacer volar el inmueble.
Los fallecidos, todos agentes de seguridad, fueron identificados como Marco Piffari, Davide Bernardello y Valerio Daprà. Según las primeras investigaciones, la acción se realizó en un contexto de creciente tensión, ya que los tres hermanos que habitaban en la casa, enfrentaban problemas financieros y laborales, y habían advertido en reiteradas ocasiones sobre su intención de usar el gas como un medio de coerción. Al momento del incidente, uno de los hermanos y su esposa sufrieron quemaduras y fueron trasladados al hospital.
La gravedad del incidente ha provocado una respuesta inmediata del gobierno italiano. La primera ministra, Giorgia Meloni, expresó su profundo pesar, extendiendo sus condolencias a los familiares de los fallecidos y agradeciendo a todas las fuerzas de seguridad por su dedicación y valentía. Este evento pone de manifiesto no solo la eficacia de las operaciones de desalojo, sino también las trágicas consecuencias que pueden derivar de situaciones complejas en las que la desesperación se mezcla con la inseguridad.
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