El águila imperial ibérica, la única rapaz endémica de la península ibérica, tiene en Castilla-La Mancha en general, y en Toledo en particular, su principal área de desarrollo tras la recuperación que está viviendo esta especie a punto de extinguirse.
Los veterinarios del Centro de Estudios de Rapaces Ibéricas (CERI) ubicado en Sevilleja de la Jara (Toledo) colaboran en las labores de seguimiento de campo, marcaje, chequeo veterinario y vigilancia de estas aves para detectar problemas que puedan tener y facilitar su bienestar y sanidad.
Yolanda Ramiro, colegiada en el Colegio de Veterinarios de Toledo y trabajadora del CERI, explica la labor que los profesionales del Centro realizan en esta materia. “Principalmente, damos asistencia veterinaria a los ejemplares que han tenido problemas, como deshidrataciones en verano, traumatismos que se producen debido a choques con vallas, tendidos eléctricos, vehículos o disparos, además de electrocuciones y envenenamientos. También atendemos a los polluelos que llegan al Centro porque se han caído del nido”, señala.
Esta importante labor que realizan los veterinarios, junto a otros profesionales, “contribuye a la supervivencia de una especie emblemática de nuestra fauna que, además, tiene en Toledo el porcentaje más alto de su población”, destaca el Colegio de Veterinarios de Toledo.
Sin duda, “es un gran ejemplo del trabajo responsable que realizan los veterinarios en los espacios naturales de la provincia para proteger la flora y la fauna y garantizar la supervivencia de las especies amenazadas”.
Según datos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, la península ibérica cuenta con, al menos, 841 parejas de águila imperial ibérica, un 53% más que en 2017. De ellas, 212, el 25%, tienen su territorio en la provincia de Toledo, mientras que la comunidad autónoma alberga el 47% del total.