En el contexto actual de crisis climática y de recursos hídricos, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha participado en la 16ª sesión plenaria de la ARLEM en Palermo, Italia, donde ha abordado la gestión sostenible del agua. Durante su intervención, ha enfatizado que la política de gestión hídrica no debe perjudicar a los territorios vecinos, advirtiendo que el concepto de «excedentes» en la disponibilidad de agua es engañoso.
García-Page ha propuesto establecer criterios claros para la gestión y uso del agua, recordando que este recurso no respeta fronteras. Ha subrayado que la sobreexplotación de recursos hídricos para riego ha llevado a situaciones extremas en algunas áreas de España, donde comunidades enteras se han visto forzadas a abastecerse de agua mediante cisternas.
La equidad entre regiones es fundamental, según el presidente, quien ha llamado a la creación de una estrategia conjunta a nivel europeo y mediterráneo para abordar la gestión del agua de forma sostenible. También ha instado a incrementar la eficiencia en el uso agrícola del agua, promoviendo métodos como el riego por goteo.
En su intervención, García-Page ha destacado la importancia de la desalación del agua como estrategia prioritaria, argumentando que las tecnologías actuales permiten reducir costos y minimizar impactos ambientales. Sin embargo, ha lamentado que en países como España no se utilice eficientemente la capacidad de desalación disponible.
Asimismo, ha abogado por el mantenimiento de caudales ecológicos mínimos en los ríos, alertando sobre el riesgo de contaminación en el mar Mediterráneo debido a la sobreexplotación de estos ecosistemas. Para el presidente regional, es esencial que se respete la naturaleza y los principios que han determinado históricamente la ubicación de las poblaciones en relación a fuentes de agua.
García-Page ha reiterado que el acceso al agua potable debe ser una prioridad, señalando que actualmente el 90 % del consumo de agua se destina a la agricultura. En este sentido, ha propuesto que se establezca un calendario y criterios de eficiencia, asegurando que no se otorguen autorizaciones para regadío que no cumplan con condiciones de sostenibilidad.
La intervención del presidente no solo expone un diagnóstico de la situación actual, sino que también plantea un futuro en el que la gestión del agua sea considerada un deber moral y una necesidad imperante, tanto en Castilla-La Mancha como en el resto de Europa y la cuenca mediterránea.

















