El lunes, en un claro gesto de descontento, 85 técnicos de la Agencia Estatal de Administración Tributaria (AEAT) se han reunido en Toledo en señal de protesta. El motivo principal es el estancamiento en su situación profesional, que, según ellos, repercute negativamente en el rendimiento de la Administración. Un claro indicador de esta degradación en el funcionamiento es la alarmante caída, en un 82%, en el número de denuncias por presuntos delitos fiscales. Ante esta coyuntura, los manifestantes urgen a la Dirección de la AEAT a tomar cartas en el asunto para revertir estos problemas que los aquejan.
En conjunto con los actos de Toledo, más de 3.000 técnicos a nivel nacional han iniciado concentraciones frente a las delegaciones de la AEAT. Esta medida, promovida por el sindicato de técnicos de Hacienda (Gestha), busca prevenir un posible «colapso» en la próxima campaña de la renta, especialmente ahora que la cita para la atención telefónica se abre el 29 de abril.
Estas protestas constituyen la tercera tanda de concentraciones de alcance estatal, sucediendo a las dos previas en las que aproximadamente 2.000 técnicos de las principales delegaciones de la AEAT expresaron su malestar y demandaron soluciones a la paralización de la carrera profesional, los problemas de movilidad y la gestión deficiente de recursos humanos por parte de la AEAT.
Gestha ha expresado, mediante una nota de prensa, seis motivos centrales que impulsan estas concentraciones. Primero, el estancamiento de la carrera profesional que afecta al personal de la AEAT desde hace casi 15 años, ignorando ciertas medidas excepcionales adoptadas en 2018. Además, se denuncia el incumplimiento de más de 17 años en la Disposición Adicional Cuarta de la Ley Antifraude de 2006, que exige ajustar los puestos de trabajo a la complejidad y responsabilidad de cada tarea, lo cual iba a ser un paso hacia la creación del Cuerpo Superior Técnico de Hacienda.
Se cuestiona también la posición y la remuneración que los técnicos ocupan dentro de la organización. Sus complementos salariales, en particular, se ven solapados con los de otros colectivos, como los agentes tributarios, y no reflejan adecuadamente su nivel de responsabilidad en comparación con los inspectores. La dificultad para acceder a movilidad geográfica y la problemática de los traslados, donde muchos técnicos no consiguen reubicarse en sus destinos deseados, son otras de las quejas del colectivo.
Por último, se aborda la polémica en torno a la promoción interna y la racionalización de los procesos selectivos a cuerpos superiores. Gestha critica que la promoción interna al cuerpo de inspectores no valora suficientemente la experiencia y el conocimiento técnico de quienes ya llevan años formando parte de la AEAT, y que, en cambio, favorece a funcionarios más recientes que ya venían preparando las oposiciones para cuerpos superiores antes de su ingreso a la Administración.
La situación expuesta por Gestha pone en relieve la urgencia de atender las reivindicaciones de un colectivo crucial en la lucha contra el fraude fiscal y en la eficiencia de la gestión tributaria en España.