En una reciente declaración, el Ministro taiwanés de Economía, J. W. Kuo, aseguró que Taiwán no enfrentará escasez de energía tras el cierre programado de su última central nuclear activa para 2025. Kuo enfatizó que se han realizado los preparativos necesarios, incluida la adición de capacidad en plantas eléctricas ubicadas en el norte, en Taoyuan, y el sur de la isla, para contrarrestar el posible déficit energético.
Este anuncio llega en un contexto en que el desmantelamiento de la central nuclear en el condado de Pingtung se acerca, con las licencias de sus dos reactores por caducar pronto. Taiwán, que ha visto un creciente debate sobre el futuro de su producción energética, parece optar por alejarse definitivamente de la energía nuclear.
El Partido Democrático Progresista (PDP) ha sido tradicionalmente detractor de la energía nuclear, impulsando en su lugar el desarrollo de fuentes renovables. Sin embargo, este giro energético ha sido motivo de consternación para algunos sectores, dados los crecientes requerimientos de electricidad, especialmente de la pujante industria tecnológica de la isla, lo que ha alimentado un debate sobre la suficiencia de las fuentes alternas de energía.
La propuesta de extender la vida útil de las centrales nucleares, que será debatida por el Yuan Legislativo (Parlamento), representa un punto de inflexión en este debate. Aunque el Gobierno ha señalado que respetará la decisión del Parlamento, la situación refleja las complejidades de la transición energética en Taiwán.
Por otro lado, el presidente William Lai (Lai Ching-te) ha mostrado una postura que sugiere la necesidad de más diálogo y búsqueda de consensos sobre el tema, un reflejo de las tensiones entre la necesidad de abordar el cambio climático, la seguridad energética y los imperativos de desarrollo económico.
En este marco, la política energética de Taiwán se encuentra en un punto crítico. La creación de un comité especial sobre cambio climático y las recomendaciones de sus coordinadores subrayan el dilema central: cómo organizar un mix energético equilibrado que no ignore la dependencia de la isla de los combustibles fósiles, pero que al mismo tiempo haga avanzar sus compromisos de sostenibilidad ambiental.
Con abundantes desafíos y oportunidades por delante, Taiwán explora su futuro energético en una coyuntura global marcada por la urgencia del cambio climático y la necesidad de transiciones energéticas justas y efectivas. La decisión sobre el futuro de la energía nuclear no solo es crítica para la configuración energética de Taiwán sino que también servirá como indicativo de cómo otras naciones pueden afrontar estas difíciles elecciones.