Taiwán ha tomado medidas drásticas tras la detección de varios casos de peste porcina africana (PPA) en jabalíes hallados muertos en la sierra de Collserola, cerca de Barcelona. Este es el primer foco de la enfermedad observado en España desde 1994, lo que ha llevado al Centro de Operaciones de Emergencia de la isla a prohibir de manera inmediata la importación de carne y productos porcinos españoles, tanto frescos como procesados. Todos los productos interceptados en fronteras taiwanesas serán destruidos o devueltos a su país de origen.
A raíz de esta situación, la Generalitat de Cataluña ha activado un plan de contingencia ante la confirmación de jabalíes infectados. Se ha establecido un perímetro de infección de seis kilómetros y una zona de vigilancia de veinte, con restricciones en acceso y actividades al aire libre, así como controles sobre el movimiento del ganado en 76 municipios. La peste porcina africana, aunque no afecta a los humanos, es altamente contagiosa entre jabalíes y cerdos domésticos, lo que puede conllevar pérdidas económicas significativas.
Las repercusiones de este brote se extienden más allá de Taiwán, ya que Japón y México han sido los primeros en limitar sus importaciones de productos porcinos españoles. Mientras tanto, Estados Unidos, Reino Unido y Corea del Sur han optado por implementar restricciones específicas a la zona afectada. Este incidente pone de relieve la vulnerabilidad de la industria porcina y la importancia de las medidas de bioseguridad en un mundo cada vez más interconectado.
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