STE-CLM recalca la importancia de la educación pública, gratuita y de calidad en el Congreso Mundial de Panamá

El Sindicato de Trabajadores y Trabajadoras de la Enseñanza de Castilla-La Mancha (STE-CLM) ha sido protagonista del Congreso Mundial de Educación que se está celebrando esta semana en Panamá, y que reúne a sindicatos, gremios, colectivos sociales, académicos y pedagogos críticos de todo el planeta. En una intervención que ha abordado la idea de una progresiva mundialización de la educación, el coordinador regional de este sindicato y también representante estatal de STEs-i, Fernando Villalba, ha realizado una ponencia en la que ha defendido la enseñanza pública de calidad y criticado  el  modelo competencial, que bajo el pretexto de creación de un contexto común de cooperación internacional que ofrezca un reconocimiento mutuo de los periodos de estudio, títulos y cualificaciones obtenidas, trata de convertir al profesorado en un ‘repartidor low cost’ de una mercancía llamada conocimiento.

Tras analizar las similitudes del sistema educativo español con el del resto de países, Villalba ha afirmado que el modelo vigente “prioriza el desarrollo de habilidades y competencias específicas para satisfacer las demandas del mercado laboral, en lugar de enfocarse en la educación general y humanística”, defendiendo que esta última “es la que dota al alumnado de una cultura que le permite un pensamiento crítico para entender el entorno donde se vive, conocer las injusticias y las causas que las provocan”.

En este sentido,y en un contexto en el que se ensalzan conceptos como el emprendimiento y la competitividad entre centros, el profesorado y el propio alumnado, el representante de STE-CLM ha hecho un llamamiento a actuar contra la idea de considerar la educación como un bien de consumo en lugar de un derecho, “para evitar que las oportunidades y recursos estén concentrados solamente en manos de aquellos que pueden pagar por ella”, ha afirmado. Fernando Villalba, también, ha añadido que el desembarco de las EdTech -tecnologías de la educación-, impulsadas por la pandemia, han aprovechado la oportunidad de negocio y el fenómeno de la digitalización “para imponer nuevas corrientes pseudopedagógicas que suponen, en la práctica, transformar los centros educativos en fábricas de trabajadores y trabajadoras en régimen de auto explotación al servicio de las grandes multinacionales”.

Reacción internacional del sector

En muchos países se ha generalizado, a lo largo de los últimos años, la aparición de campañas de desprestigio del profesorado en cuanto a su metodología educativa, con ataques como “están enseñando para un mundo que ya no existe” o “los trabajos del futuro aún no se han inventado”, proponiendo como alternativa una pedagogía exclusivamente supeditada a las empresas tecnológicas -con unos objetivos puramente económicos-, tratando al sector de la educación como un mero negocio.

Ante este panorama, algunos países han empezado a reaccionar. Por ejemplo, en Suecia, su ministra de Educación, Lotta Edholm, ha decidido paralizar el plan de digitalización tras la “crisis de lectura” evidenciada con la publicación del informe PIRLS, un estudio comparativo entre países que mide la comprensión lectora. La medida ha apostado por abandonar las pantallas de las aulas y por recuperar tanto los libros de texto como la escritura a mano.

Otros asuntos trascendentales para el sector educativo que se han tratado en el Congreso Mundial de Panamá ha sido el incremento de la segregación escolar propiciada por las sucesivas externalizaciones y su relación con la creciente desigualdad social, un fenómeno que está teniendo lugar de manera generalizada en escuelas de todo el mundo. De igual modo, en este encuentro también se han abordado otros problemas comunes en todos los territorios, como la desregulación de la Formación Profesional a través de la colaboración público-privada, o también la precarización o uberización de la profesión docente: degrada la tarea de enseñar, ya de por sí muy desgastada por la creciente burocracia que viene soportando y los profundos recortes en la inversión educativa y en los derechos laborales que merman la calidad educativa y la motivación del profesorado. También, en los últimos años, se vienen privatizando servicios públicos ligados al ámbito educativo, como la limpieza de los centros escolares, el transporte, los comedores, el mantenimiento informático o el copago que suponen las tasas universitarias.

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