Sorpresiva Gran Ofensiva Rebelde Remueve el Tablero de Guerra en Siria Contra Al Asad

En un giro sorprendente y alarmante en la prolongada guerra civil siria, rebeldes islamistas han lanzado la mayor ofensiva en años contra las fuerzas del presidente Bashar Al-Asad, obteniendo significativas victorias territoriales en un corto lapso. En una impresionante movilización, han capturado al menos una quincena de pueblos y avanzado hacia las afueras de Alepo, marcando la primera amenaza seria contra el Ejército sirio desde que, con el apoyo de Rusia e Irán, aplastó la revolución árabe y retomó gran parte del país tras años de conflicto.

La ofensiva, descripta por el Ejército sirio como un «gigantesco ataque terrorista a gran escala», ve a los rebeldes empleando armas medianas y pesadas para efectuar un avance que ya cubre 100 kilómetros cuadrados, situándolos a menos de 10 kilómetros de Alepo. Las ciudades de Nubl y Al Zahraa, con notable presencia de la milicia chií Hezbolá, también están bajo amenaza, evidenciando el primer y mayor cambio territorial en Siria en los últimos cuatro años.

El liderazgo de esta arremetida corre por cuenta de Hayat Tahrir Al-Sham (HTS), coalición miliciana islamista radical heredera del Frente Al-Nusra y catalogada como grupo terrorista por la Unión Europea. La ofensiva ha resultado en más de 130 bajas entre milicianos y militares leales a Asad, con una cifra no especificada de víctimas por parte de los atacantes, según fuentes del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH). Reportes indican que un alto comandante de las fuerzas revolucionarias iraníes se encuentra entre los fallecidos.

Además, aviones sirios y rusos han bombardeado varias posiciones del HTS tanto en Alepo como en las cercanías de Idlib, donde se señala que la ofensiva aún prosigue en un amplio frente. Esta acción militar del HTS responde, según declaraciones del grupo, a una escalada en los ataques aéreos rusos y sirios contra civiles en el sur de Idlib, exacerbando tensiones en un alto el fuego negociado entre Moscú y Ankara en 2020.

La región de Idlib, al noroeste de Siria, ha sido el bastión de las fuerzas rebeldes y distintos grupos terroristas islámicos, como el Estado Islámico o Al Qaeda, desde el inicio de la guerra civil. Solo gracias al apoyo de Rusia y las milicias chiíes enviadas por Teherán, incluida Hezbolá, el régimen de Al Asad consiguió revertir la marea del conflicto, consolidando su poder en gran parte del país y resguardando enclaves clave como Alepo.

El avance de los rebeldes no solo simboliza un cambio significativo en el estancado equilibrio de poder en Siria, sino que también subraya la frágil naturaleza de cualquier paz potencial en una región asolada por conflictos internos y la interferencia de potencias extranjeras. Con Israel intensificando ataques contra posiciones iraníes en Siria y una comunidad internacional dividida en sus respuestas, la situación en Siria permanece como un foco candente de inestabilidad global.

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