La última edición del Benidorm Fest ha desencadenado una nueva controversia entre el público y los seguidores más acérrimos del evento, conocidos como eurofans. La principal fuente de discordia ha sido la decisión de Televisión Española (TVE) de modificar el sistema de votación, respondiendo a una demanda de larga data de la comunidad eurovisiva por mayor equidad. Este año, las puntuaciones de las semifinales han sido eliminadas con el objetivo de nivelar el campo de juego para todos los contendientes en la final.
La expectativa era que tal cambio democratizaría el proceso, otorgando a todos los participantes iguales posibilidades al llegar a la etapa decisiva del concurso. Sin embargo, el resultado no ha estado exento de controversias. Tras las actuaciones, el jurado seleccionó a Lachispa, Lucas Bun, Daniela Blasco y Kuve para pasar a la final, decisión que coincidió parcialmente con las preferencias del público, a excepción de una notable discrepancia: mientras que los jueces descartaron a Sonia y Selena, este dúo contaba con un fuerte respaldo popular.
La sorpresa llegó cuando, ante el empate, el jurado tuvo la última palabra, eligiendo a Lucas Bun sobre Sonia y Selena, desatando la indignación de una parte significativa de la audiencia. La falta de explicaciones sobre la eliminación de Sonia y Selena, sumada a la percepción de que el voto del jurado había prevalecido sobre la voluntad popular, ha intensificado el descontento entre los seguidores.
Las redes sociales se han convertido en el principal escenario de expresión para muchos eurofans descontentos, que no han tardado en compartir su frustración y teorías sobre los resultados. A través de múltiples publicaciones, se ha acusado al jurado de manipular el resultado final a favor de sus preferencias personales, dejando fuera a actos populares como Sonia y Selena.
En respuesta a las críticas, TVE ha anunciado que, tras la conclusión de la gran final, revelará detalladamente las puntuaciones otorgadas a cada aspirante. Este anuncio busca probablemente apaciguar los ánimos y transparentar el proceso de selección; sin embargo, queda por ver si esta medida será suficiente para restaurar la confianza del público en el sistema de votación del Benidorm Fest.
Mientras tanto, el debate continúa, reflejando una vez más las pasiones que el Eurovisión y sus preliminares nacionales despiertan. La controversia en torno a las decisiones del jurado y el sistema de votación subraya la complejidad de balancear la equidad y la transparencia en concursos de esta magnitud, así como la intensidad del compromiso de los fans con sus favoritos. Como cada año, el Benidorm Fest no solo ha sido un escaparate de talentos musicales sino también un reflejo de las dinámicas sociales y culturales que configuran el entorno eurovisivo.