El reciente episodio de la cadena Telecinco dejó a la audiencia impactada tras el crudo desenlace que siguió a una acalorada discusión en el programa ¡De viernes!. Durante el enfrentamiento entre Sonia Monroy y Yola Berrocal, afloró una revelación que cambió el tono de la cita televisiva. Sonia, visiblemente afectada, compartió en plena transmisión la delicada situación de su hermana mayor, quien enfrenta un cáncer terminal. La emoción derrumbó a la actriz, quien, entre lágrimas, subrayó que no estaba allí para “hacer un show”.
Una semana más tarde, el escenario era el mismo, pero el ambiente se impregnaba de tristeza. Tras el fallecimiento de su hermana, Sonia regresó al plató, donde nuevamente la presentadora Beatriz Archidona se encargó de aclarar que no estaban al tanto de la gravedad del estado de salud de la hermana de Monroy hasta ese momento. La presentadora se disculpó, subrayando que si hubieran conocido la situación, “seguramente hubiesen tratado el tema de una manera muy diferente”.
La controversia se intensificó cuando Yola Berrocal, en una intervención anterior, negó tener información sobre la gravedad de la enfermedad, acusando a Sonia de “mentirosa”. Con un tono desafiante, Berrocal comentó que nunca había recibido lágrimas o lamentos por parte de Sonia con respecto a su hermana. La tensión aumentó cuando Berrocal insinuó que la actriz había dado instrucciones a la organización del programa para que no le comunicaran la situación, lo que desató un torbellino de emociones en cada rincón del plató.
Sonia, una veterana de la televisión con más de tres décadas de trayectoria, se mostró vulnerable como pocas veces. Sin poder contener su llanto, confesó estar experimentando una sensación de nervios nunca antes sentida en su carrera. “¿Cómo no voy a llorar por mi hermana?”, clamó, desafiando las críticas que la rodeaban mientras trataba de procesar la devastadora noticia.
Sus palabras, cargadas de dolor, resonaron en un contexto de reality donde las emociones parecen a menudo estar matizadas por el entretenimiento. En su conversación, describió su lucha y el proceso de alivio que atravesaba su hermana, quien había mostrado signos de recuperación, solo para desvanecerse en un instante.
Las cámaras y las luces de televisión, que tantas veces habían capturado su esencia más brillante, ahora capturaban su tristeza y confusión. “No sé qué me está pasando. Estoy en shock”, eran las palabras de una mujer que estaba enfrentándose a la pérdida más desgarradora. Tras el programa, Sonia pudo volar a Barcelona para darle un último adiós a su hermana, a quien recordará como “una guerrera”. Su historia, contada en vivo, nos recuerda que detrás del espectáculo, siempre hay sentimientos humanos profundos y complejos.