En una velada que prometía ser como cualquier otra en el ya icónico restaurante de «First Dates», el martes por la noche se convirtió en el escenario de un encuentro que no dejará indiferente a los seguidores del programa de Carlos Sobera. José, un empresario jubilado de 69 años, originario de Granada, compartió mesa con Conchi, una funcionaria sevillana de 64 años, desencadenando una serie de momentos que oscilaban entre lo peculiar y lo incómodo.
José, quien admitió haberse casado muy joven y haber pasado por el altar en dos ocasiones, la última de ellas con una Miss Granada de ascendencia germano-española, confesó haber sido, mayormente, fiel durante sus matrimonios, salvo «dos o tres» deslices en «veintitantos años». Un comienzo de cena ya de por sí revelador, pero fue el transcurso de la velada el que arrojó situaciones aún más llamativas.
A pesar de la esperanza que supone un encuentro en «First Dates», desde el principio se percibió cierto desajuste entre José y Conchi. Lo que para muchos podría ser el principio de una bonita historia, para esta pareja significó un viaje por las incómodas preguntas y respuestas. Uno de los momentos más tensos de la noche llegó cuando José, sin filtro alguno, preguntó a Conchi sobre su experiencia sexual, una cuestión que tomó por sorpresa a la sevillana y marcó un antes y un después en la cita.
Conchi, por su parte, quien aseguró no haberse sentido defraudada por no haberse casado, pues para ella el amor verdadero significaba seguir a su pareja hasta el fin del mundo si fuese necesario, se mostró visiblemente incomodada por la indiscreción de José. La velada, que podría haber sido el inicio de un camino juntos, terminó por convertirse en un claro ejemplo de cómo una pregunta inapropiada puede desencadenar el fin de cualquier posibilidad de conexión.
Al llegar el momento decisivo, ambos participantes coincidieron en que no había «feeling» suficiente para continuar conociéndose fuera del programa. Conchi, con una mezcla de decepción y alivio, sentenció que, aunque José era una persona agradable, definitivamente no lo veía como su pareja.
Este episodio de «First Dates» dejó en evidencia que, en el juego del amor, no solo es importante la atracción física o los intereses compartidos, sino que la forma en que nos comunicamos y respetamos los espacios de la otra persona juega un papel crucial. Así, lo que comenzó como una cena más en el famoso restaurante, acabó siendo una lección sobre los límites del cortejo y el respeto mutuo en la búsqueda del amor.