Desde el Gobierno de Castilla-La Mancha somos muy conscientes de la importancia de adherirnos y apoyar causas ajenas con el mismo compromiso con el que lo haríamos si se tratase de nuestros propios problemas. Por ello, abordaremos en un plazo reducido de tiempo la tramitación de la Ley del Tercer Sector. Será, sin duda, una señal más de la importancia de llevar los valores que hoy conmemoramos a las leyes que organizan nuestra vida social y pública.
Somos una región que ha defendido la importancia de la solidaridad como principio fundamental y como un valor a proteger, lo ha dicho en numerosas ocasiones el presidente, Emiliano García Page. Hemos demostrado que la solidaridad no sólo nos hace mejores personas, sino que nos hace mejor comunidad, expresándola dentro y fuera de nuestro territorio, a través de la Ley de Cooperación Internacional.
De hecho, a instancias de la Ley de Solidaridad, Castilla-La Mancha creó el Consejo Regional de Cooperación para el Desarrollo, como organismo consultivo que da voz a los agentes sociales en la toma de decisiones de asuntos relacionados con las iniciativas solidarias que desarrollamos en los países más empobrecidos.
En la sociedad castellano-manchega hemos entendido la importancia de dotar a las personas más necesitadas de mecanismos y medios para ser autónomos y no sólo de ayuda. Hablar de solidaridad es hablar de un patrimonio común de todos y todas. Hablar de solidaridad es facilitar el crecimiento personal y familiar de los que más lo necesitan. Y hablar de solidaridad es creer necesario garantizar el Ingreso Mínimo de Solidaridad para luchar contra la pobreza.
Tenemos la solidaridad en nuestro acervo común y es por esa visión tan ligada a la justicia que hemos sido una de las primeras regiones en hacer de la solidaridad nuestra bandera.