En un desarrollo crucial en la política de la Unión Europea, el Partido Popular Europeo (PPE), los socialdemócratas europeos (S&D) y los liberales de Renew Europe están en la fase final de negociaciones para superar un impasse que amenazaba con paralizar el inicio de la nueva Comisión Europea. Este avance llega tras un periodo de tensiones incrementadas por la decisión del PPE, con un notable impulso de su delegación española, de bloquear la nominación de la española Teresa Ribera para la vicepresidencia ejecutiva encargada de la Transición Limpia, Justa y Competitiva.
El bloqueo temporal a Ribera había generado un clima de incertidumbre sobre la conformación y el inicio efectivo del nuevo Ejecutivo de la UE, con los socialistas y los liberales llamando a un acuerdo más comprensivo que resuelva no solo el caso de Ribera sino que también establezca las bases para una legislación estructurada y cooperativa.
El ambiente en el Parlamento Europeo ha sido uno de gestiones intensas y búsqueda de consensos, donde incluso los miembros del PPE han mostrado disposición para superar este bloqueo. No obstante, las resistencias dentro del propio bloque, particularmente desde la delegación española, no se han resuelto completamente, poniendo a líderes como Manfred Weber, presidente del PPE, e Iratxe García, líder de S&D, en situaciones comprometidas donde las concesiones son inevitables.
Para superar este desafío, el PPE parece estar a punto de ceder en la aceptación de Ribera, mientras que el S&D debe aceptar a Raffaele Fitto, candidato del gobierno ultraconservador de Giorgia Meloni para una de las vicepresidencias ejecutivas. Esto marca un regreso a las negociaciones iniciales que habían establecido las bases de colaboración entre estos grupos mayoritarios.
Sin embargo, este compromiso no está exento de sus críticos. Los socialistas y Renew han pedido un acuerdo más sólido, documentado, que mapee la dirección y colaboración futura, una propuesta que ha encontrado resistencia, particularmente de Weber y del PPE, quienes temen limitar su libertad para formar alianzas y tomar decisiones políticas.
En medio de estas tensiones, la propuesta de un acuerdo de legislatura escrito sigue siendo un punto de contención. Aunque el PPE se ha mostrado reticente a firmar cualquier documento que pueda restringir su acción política futura, las negociaciones continúan en busca de un terreno común que permita desbloquear la situación actual sin comprometer la unidad y efectividad futura del Parlamento Europeo.
Se espera que la Conferencia de Presidentes pueda sellar finalmente el acuerdo este miércoles, permitiendo la votación del colegio de comisarios el próximo 27 de noviembre y sentando las bases para un nuevo Ejecutivo comunitario funcional a partir del 1 de diciembre. Este episodio no solo marca un momento crítico en la política de la UE sino que también resalta la complejidad y el dinamismo de las relaciones entre sus distintos bloques políticos.