En un esfuerzo por mejorar la salud infantil en Estados Unidos, un nuevo memorando ha sido emitido, instando a una revisión crítica de las recomendaciones de vacunación infantil del país. A partir de enero de 2025, la administración ha recomendado vacunar a los niños contra un total de 18 enfermedades, incluyendo COVID-19. Este número notablemente alto contrasta marcadamente con las pautas de países desarrollados que, si bien valoran la vacunación, optan por un enfoque más conservador.
Por ejemplo, Dinamarca se enfoca en vacunar contra solo 10 enfermedades, mientras que Japón y Alemania recomiendan vacunaciones para 14 y 15 enfermedades, respectivamente. La disparidad en las recomendaciones despierta la necesidad de un estudio detallado que examine las evidencias científicas que respaldan tales decisiones en el ámbito de la salud pública. Según el memorando, se busca garantizar que los estadounidenses reciban el mejor asesoramiento médico fundamentado en la ciencia.
El memorando ordena específicamente al Secretario de Salud y Servicios Humanos y al Director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) revisar las mejores prácticas de vacunación de países pares de alto desarrollo. Esta evaluación no solo se centrará en el número de vacunas recomendadas, sino también en la ciencia que respalda estas decisiones. Si se determina que las pautas internacionales son más efectivas, se propone alinear el calendario de vacunación infantil de Estados Unidos con dichas prácticas, asegurando al mismo tiempo el acceso a las vacunas actualmente disponibles.
Es importante señalar que esta directriz no pretende generar derechos o beneficios que puedan ser exigibles legalmente contra el gobierno de Estados Unidos o sus entidades. Este enfoque no solo busca la alineación con estándares internacionales, sino que también es un intento por reevaluar lo que los expertos consideran que debe ser una práctica óptima en la vacunación infantil.
Con los padres cada vez más preocupados por la salud y el bienestar de sus hijos, este movimiento podría resultar clave para fortalecer la confianza en las recomendaciones de vacunación y, en última instancia, mejorar la salud pública a largo plazo.
Fuente: WhiteHouse.gov

















