En medio de una semana particularmente vibrante para los fanáticos de la aclamada serie de época «La Promesa», las redes sociales de la producción han vuelto a deleitar a su audiencia con una nueva entrega de tomas falsas, manteniendo viva la tradición de ofrecer un vistazo detrás de cámaras de este popular serial de TVE. Emitida entre semana a las 17:30 horas, «La Promesa» ha cautivado a la audiencia no solo por sus embrollados guiones y misterios sin resolver, sino también por la naturalidad y carisma que destilan sus actores incluso fuera de personaje.
El más reciente compilado de errores de rodaje, publicado el domingo 14 de julía través de la plataforma social X (anteriormente conocida como Twitter), ha mostrado una vez más por qué este drama de época se ha ganado el corazón de tantos. En estas tomas falsas, diversos miembros del cast, entre ellos Sara Molina (María Fernández), rompen en risas en el momento menos esperado, recordándonos la complejidad tras reproducir fielmente el lenguaje y las costumbres de principios de siglo, un desafío al que se enfrentan día a día.
La serie no solo destaca por su alta calidad narrativa y atención a los detalles del guion, sino también por el buen humor que prevalece en el set, incluso frente a las dificultades que supone la reproducción histórica. Un ejemplo de ello es una escena desarrollada en una época mucho más antigua de la serie, donde la actriz Sara Molina, en pleno diálogo, confunde hilarantemente sus líneas, provocando la risa contagiosa de sus compañeros y demostrando la camaradería que existe entre el cast.
Este tipo de incidentes humaniza a los actores y nos ofrece un contraste refrescante con la seriedad y el drama de la trama de «La Promesa». La actriz, ataviada con el austero vestuario de su personaje, María Fernández, y Mario García (Salvador), proporcionan una dosis de humor involuntario que acerca más el periodo histórico al espectador contemporáneo, haciéndolo parte de las dinámicas del rodaje.
La serie, que ha generado expectación episodio tras episodio, ofrece mucho más que encuentros y desencuentros dramáticos, intrigas palaciegas y desafíos de época; muestra el lado humano y a veces cómico del proceso creativo. Gracias a las redes sociales, este puente entre los seguidores y los actores se fortalece, generando una comunidad de aficionados más cohesionada y apasionada por seguir cada capítulo.
Además de los habituales contratiempos del rodaje, las publicaciones en redes sociales de «La Promesa» suelen incluir adelantos y reflexiones sobre los desafíos de representar la vida de principios de siglo XX, junto con detalles sobre nuevas incorporaciones al reparto y, por supuesto, la respuesta a la pregunta que todos los seguidores se hacen: ¿logrará Curro salvar a Martina?
En un tiempo donde las producciones de época se han multiplicado, “La Promesa” se destaca por su habilidad para tejer una narrativa envolvente con matices humorísticos, arraigando aún más el lazo entre la audiencia y la serie. Con cada toma falsa, el público se sumerge más allá de las lujosas fachadas y el decorado de época, convirtiéndose en cómplices de las risas y los retos que enfrenta el equipo detrás de uno de los dramas más populares de TVE.