El Ministerio de Sanidad ha emitido una serie de recomendaciones dirigidas a mitigar la propagación de infecciones respiratorias en entornos laborales y de atención sanitaria. La institución aconseja el uso de mascarillas para aquellas personas que mantengan contacto estrecho y prolongado con el público, especialmente en situaciones donde se interactúe con individuos que presenten síntomas de enfermedades respiratorias o que hayan sido confirmados como casos positivos.
Esta directriz forma parte de un ‘Documento Técnico de Recomendaciones para el Control de las Infecciones Respiratorias Agudas’, en el que se establece que estas medidas deben implementarse cuando los indicadores de transmisibilidad del Sistema de Vigilancia de las Infecciones Respiratorias Agudas en España (SiVIRA) se encuentren en niveles altos o muy altos. Además del uso de mascarillas, se sugiere fortalecer las políticas de ventilación, limpieza y desinfección adecuadas a las características y frecuencias de uso de los espacios laborales y otros sitios cerrados.
El informe busca delinear posibles escenarios de riesgo y ofrecer recomendaciones prácticas para el control de diversas infecciones respiratorias, incluyendo la gripe, el SARS-CoV-2 y el Virus Respiratorio Sincitial. Los niveles de riesgo se dividirán en cinco categorías: basal, bajo, medio, alto y muy alto, utilizando una metodología conocida como epidemias móviles (MEM), diseñada para analizar series temporales de síndromes gripales incluso antes de la pandemia de COVID-19.
En particular, al alcanzar el escenario 2, se activarán las recomendaciones en centros residenciales de poblaciones vulnerables, donde se reforzarán las normas de prevención y control de infecciones, especialmente en espacios comunes. Se aconseja a los individuos en riesgo de complicaciones graves, como aquellos de mayor edad o con condiciones preexistentes, que utilicen mascarillas en sus interacciones sociales en ausencia de distanciamiento físico.
Asimismo, se plantea que todos los trabajadores en ámbitos vulnerables usen mascarillas de manera permanente, aunque los pacientes o residentes no estén obligados a hacerlo. Sin embargo, las decisiones sobre la obligatoriedad se evaluarán según las circunstancias particulares de cada centro. También se prevé limitar las visitas, considerándose el impacto emocional que esto podría acarrear a los más vulnerables.
En el contexto de hospitales y centros de salud, si se arribara a los escenarios 2 o 3, se recomendaría el uso de mascarillas tanto para el personal como para los pacientes y sus acompañantes en áreas comunes, como salas de espera o urgencias. Se valorará su obligatoriedad en función de la situación específica de cada centro.
Por último, el Ministerio sugiere que, ante un aumento agudo en la demanda de servicios sanitarios o el absentismo laboral por enfermedad, se activen planes de continuidad para asegurar la atención médica, junto con planes de contingencia que refuercen las medidas de control de infección en los servicios de salud.