Desde las primeras horas de la mañana, el aire en la oficina de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Cherkasy, Ucrania, se llena de una tranquilidad esperanzadora a medida que los especialistas, vestidos con sus uniformes beige, comienzan su jornada. Estos escenarios de calma y acogida son esenciales para hacer frente a los retos diarios que enfrentan, especialmente aquellos relacionados con pacientes que han sufrido heridas graves debido a la guerra, transformando sus vidas y cuerpos a través de mutilaciones o amputaciones.
En una serie de sesiones individuales, los psicólogos como Inna Kravchenko se encuentran cara a cara con personas que están aprendiendo a vivir en sus cuerpos cambiantes, enfrentando no solo el dolor físico sino también las heridas emocionales profundas. Una de estas historias es la de un joven gravemente herido por balas, quien sufre de un trastorno de estrés postraumático complejo, cuyas noches estaban plagadas de pesadillas y cargadas de culpa por no poder salvar a su amigo durante un ataque.
Sin embargo, este día particular trae un destello de luz y esperanza, ya que el joven comparte con Kravchenko que, por primera vez en mucho tiempo, pudo dormir gracias a técnicas de respiración que ella le enseñó. Este pequeño éxito es un gran avance tanto para el paciente como para el terapeuta, simbolizando un paso clave en el camino hacia la recuperación emocional.
El proyecto de rehabilitación temprana de MSF en Ucrania se centra en brindar apoyo psicológico desde las fases iniciales de la rehabilitación, una práctica raramente adoptada en el país. Esto permite a los pacientes enfrentarse a sus traumas y comenzar el proceso de sanación emocional mucho antes, previniendo posibles problemas de salud mental a largo plazo como la depresión o las adicciones.
A través de conversaciones y ejercicios de autorregulación, los pacientes aprenden a manejar su dolor y a enfrentarse a una nueva realidad que, inicialmente, puede parecer abrumadora. El papel de los psicólogos es guiarlos a través de este proceso de aceptación, enseñándoles a transformar sus pensamientos y a imaginar un futuro más allá de su situación actual.
Al final del día, cuando Kravchenko se quita el uniforme, se lleva consigo la satisfacción de haber hecho una diferencia significativa en la vida de sus pacientes. Su trabajo, y el de sus colegas en MSF, representa una fuente de fuerza y esperanza para aquellos que luchan por adaptarse a una nueva realidad después de la tragedia. En Cherkasy, cada día es un testimonio de la resiliencia humana y la importancia crucial del apoyo psicológico en la ruta hacia la recuperación.