Londres y Bruselas se encuentran en una tensa negociación sobre el coste del programa SAFE, una iniciativa europea de rearme destinada a asegurar que el continente sea autosuficiente en materia de defensa. La Unión Europea exige entre 4.500 y 6.500 millones de euros para que el Reino Unido participe, una cifra que Downing Street considera desproporcionada y que podría frenar una colaboración militar clave entre ambos tras el Brexit.
Mientras Bruselas busca imponer condiciones que garanticen una igualdad entre sus miembros y el Reino Unido, Londres enfrenta un delicado reto político al tener que justificar ante los ciudadanos británicos una factura millonaria en un contexto de inestabilidad económica. La llegada al poder de Keir Starmer ha ofrecido un soplo de esperanza para la cooperación tras años de tensiones, pero la nueva administración tiene que lidiar con la creciente presión de la extrema derecha y cuestionamientos internos sobre su liderazgo.
Las conversaciones tienen implicaciones cruciales para el futuro de la defensa europea y su respuesta a la guerra en Ucrania, con el éxito de SAFE siendo fundamental para el rearmado del continente y su autonomía estratégica. En medio de estas negociaciones, varios países europeos parecen inclinados a moderar sus demandas, temerosos de perder la oportunidad de integrar al Reino Unido en una arquitectura de defensa que podría beneficiarlos a todos en un mundo geopolíticamente inestable.
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