Lunes 1 de marzo de 2021, nos llega el aviso de que hay centenares de animales descomponiéndose en una pedanía de nuestra provincia. Montones de vacas muertas en los márgenes del río Tajo, entre Estremera e Illana. Cadáveres putrefactos junto a famélicos supervivientes olvidados a su suerte. Tras una primera ronda de preguntas, resulta ser consecuencia de la borrasca Filomena, que el pasado enero paralizó media España y la finca ‘El Maquilón’ propiedad de la ganadería el Uno dejó a la intemperie a las reses muriendo congeladas, sin refugio, agua ni comida.
Compañeras y activistas se personan esa misma tarde en la localización, sin acompañamiento institucional ni policial. Las dificultades de acceder a la zona les obligan a desistir en su labor de protección y salvamento de los posibles animales que sigan con vida. Sendas llamadas a la Guardia Civil y al Seprona les aseguran que están trabajando para rescatar a los animales vivos.
Han pasado dos meses desde la imponente nevada, pero en todo este tiempo nada se ha movido para encontrar solución a la catástrofe y los animales vagan merodeando tratando de sobrevivir, entre un cementerio descubierto de muerte y desolación. ¿Estarán esperando a cobrar un suculento seguro? Es indecente que una provincia como Guadalajara, donde las ganaderías gozan de una inmensa ayuda institucional mediante subvenciones de la Junta de Castilla-La Mancha así como de la Diputación de Guadalajara y todos los ayuntamientos que financian estos negocios, hayan pretendido tapar el caso por medio del ostracismo.
Recordemos que en este año de pandemia, donde los ‘festejos’ taurinos se han organizado con cuentagotas y todo apunta a que tan cruel actividad ha llegado a su fin, nuestros dirigentes han seguido regando con dinero público todo lo relacionado con la práctica tauricida. Sabemos que son conocedores de que mantener la tauromaquia resulta inviable y tratan de salvar los muebles, o al menos cobrarse las últimas paguitas.
Nos escandaliza la situación de desolación e indefensión en la que se encuentran estos animales, mientras que, los supuestos ‘amantes’ del toro siguen celebrando la humillación, violencia y masacre de animales en nombre de la tauromaquia, como el fin de semana pasado en Almoguera. Nos horroriza ver los esqueletos ennegrecidos a las orillas de nuestro río sabiendo el riesgo que existe en la contaminación de acuíferos y el foco de infecciones que ello conlleva.
Exigimos responsabilidades y soluciones, así como información detallada sobre qué medidas se han tomado respecto al caso. En otra época esto hubiera pasado inadvertido, entre ellos solos se hubieran lavado los trapos; pero actualmente existe una red de ayuda para los animales en todos los municipios de España, y estas desvergüenzas van a tenernos encima hasta que lo inevitable suceda: LA ABOLICIÓN DE LA TAUROMAQUIA.
Albino Hernández,
Presidente de la asociación Guadalajara Antitaurina,
coordinador de CLM Antitaurina.