En un marcado tono de urgencia y ante el panorama global actual, Mark Rutte, el secretario general de la OTAN, aprovechó su intervención en Bruselas para hacer un llamado contundente a los estados miembros de la Alianza Atlántica, exhortándolos a incrementar de manera significativa sus gastos en defensa, superando el actual umbral del 2% del Producto Interno Bruto (PIB) acordado en el compromiso de Gales. Este aviso cobra especial relevancia en la antesala a la toma de posesión de Donald Trump para un segundo mandato presidencial en Estados Unidos.
Rutte, quien fue primer ministro de los Países Bajos antes de asumir su actual cargo en la OTAN, y que recientemente sustituyó al noruego Jens Stoltenberg, argumentó que los países miembros necesitan no solo gastar más sino también optimizar sus inversiones en defensa. El neerlandés fue enfático al señalar que, de no mejorar el gasto, sería imprescindible alcanzar al menos el 4% del PIB en defensa. Puso como ejemplo a España, que con un gasto estimado del 1,28% del PIB en defensa, ocupa la posición del miembro que menos invierte en este ámbito, aunque se ha comprometido a llegar a la meta del 2% para el año 2029.
Durante su discurso, Rutte no solo abordó la necesidad de incrementar el gasto, sino que también resaltó la importancia de afrontar conjuntamente las amenazas emergentes de potencias como Rusia y China. Refiriéndose a diversos incidentes, como ciberataques y actos de sabotaje en varios países miembros, el secretario general expresó que no se está en guerra pero tampoco en paz, advirtiendo sobre la disposición de ciertos actores de ir hasta el final.
Además, hizo énfasis en la dicotomía entre invertir en defensa y atender otras prioridades como las pensiones, los servicios sociales y la sanidad, que representan una parte significativa del gasto de los aliados. «La libertad no es gratuita», remarcó Rutte, señalando las consecuencias de no aumentar el gasto en defensa para evitar conflictos futuros, lo que resultaría en costos significativamente mayores.
En su llamado al fortalecimiento de la disuasión, Rutte insistió en la necesidad de eliminar la fragmentación de la industria de defensa europea, de coordinar el gasto de manera más efectiva y de realizar contratos de largo plazo. También alentó a los ciudadanos de los países miembros a exigir un mayor gasto en defensa, aún a expensas del gasto social.
Finalmente, Rutte abordó el delicado tema de Ucrania, mostrándose reservado sobre los planes de paz y la posición de la OTAN frente a Rusia y destacó la importancia de comenzar cualquier negociación desde una posición de fuerza, especialmente para apoyar a Ucrania frente a la adversidad actual.
Este llamado a un aumento sustancial y coordinado en el gasto militar de los miembros de la OTAN por parte de Rutte refleja las crecientes tensiones y desafíos de seguridad en el panorama internacional, marcando una etapa clave en la historia reciente de la alianza militar.