En un reciente informe, se ha alertado sobre el significativo aumento de la presencia militar rusa en la región de Kursk, dentro de la Federación Rusa, cerca de la frontera con Ucrania. Este incremento de efectivos tiene como objetivo intensificar las operaciones ofensivas en la adyacente región ucraniana de Sumi, según lo ha indicado Andrí Demchenko, portavoz de la Guardia de Frontera de Ucrania.
«El enemigo tiene una cantidad realmente grande de fuerzas y medios (militares), tanto en personal como en equipamiento, dentro de la región de Kursk», afirmó Demchenko durante una declaración en la televisión nacional, recogida por Ukrinform, la agencia pública de noticias de Ucrania. La declaración resalta que el número de tropas desplegadas por el Kremlin en Kursk está en constante cambio, pero recalca que son suficientemente numerosas como para llevar a cabo nuevas ofensivas contra la región de Sumi.
Andrí Demchenko también ha señalado la práctica rusa de emplear pequeños grupos especializados en sabotaje dentro del territorio de Sumi. Estas tácticas incrementan la tensión y el peligro para los civiles y las fuerzas de seguridad ucranianas en la región.
Este incremento en la actividad militar rusa viene tras el reconocimiento de las autoridades ucranianas sobre la reciente pérdida del control de cuatro localidades en la región del noreste de Ucrania ante las fuerzas rusas. En un contexto de escalada continua, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, destacó que Rusia ha concentrado aproximadamente 50.000 soldados en su territorio cercano a Sumi. Según Zelenski, el objetivo de esta concentración sería establecer un cordón sanitario de diez kilómetros de profundidad en el territorio fronterizo ucraniano para distanciar a las tropas de Kiev de los primeros núcleos urbanos del lado ruso.
Este esfuerzo militar por parte de Rusia para intensificar su ofensiva en la región de Sumi subraya la complejidad y la gravedad del conflicto en curso. Mientras el mundo observa, las implicaciones de estas acciones para la seguridad y estabilidad de la región no pueden ser subestimadas, exigiendo una respuesta cuidadosa y coordinada por parte de Ucrania y la comunidad internacional.