Nuevas plataformas centradas en el yuan chino y la cesta de monedas de los BRICS
Rusia está explorando la creación de al menos dos exchanges de criptomonedas para fortalecer su actividad económica exterior, según un informe de Kommersant. La primera de estas plataformas se enfocará en actividades económicas y comerciales internacionales, mientras que la segunda se establecería en Moscú. Estos exchanges, aún en fase de planificación, serán utilizados inicialmente en un modo de prueba por un número reducido de usuarios, con la posibilidad de expandirse posteriormente a grandes exportadores e importadores.
Enfoque en stablecoins ligadas al yuan chino
Los exchanges tendrán un enfoque particular en la creación de stablecoins vinculadas al yuan chino y a una cesta de monedas de los BRICS. Esta medida se produce en un contexto en el que Rusia ha estado discutiendo la posibilidad de legalizar stablecoins para transacciones transfronterizas. Las empresas rusas, especialmente en el sector de las materias primas, ya han comenzado a utilizar stablecoins para facilitar transacciones financieras con sus contrapartes chinas, como una respuesta a las restricciones internacionales y al endurecimiento de las medidas de cumplimiento.
Impulso a la economía
Aunque la creación de estos exchanges representa una oportunidad estratégica para Rusia, también conlleva riesgos significativos. Mikhail Uspensky, miembro del comité de regulación legislativa de criptomonedas de la Duma Estatal de Rusia, advirtió sobre la confidencialidad de las transacciones. Si la información sobre las transacciones realizadas en estos exchanges rusos se filtra al dominio público, podría generar sanciones adicionales y bloquear transacciones con criptoactivos adquiridos en estas plataformas.
Además, la naturaleza centralizada de los exchanges podría socavar la confianza de los usuarios, ya que las criptomonedas, por definición, se basan en la descentralización para garantizar su seguridad y privacidad.
Este proyecto subraya la determinación de Rusia de fortalecer su independencia financiera en un escenario global cada vez más complicado, pero también plantea interrogantes sobre cómo se gestionarán los riesgos asociados con la centralización y el cumplimiento de las regulaciones internacionales.
