En una escalada alarmante en el conflicto, Rusia lanzó un ataque masivo contra Ucrania en la madrugada del pasado día, utilizando más de 800 drones y numerosos misiles, estableciendo un nuevo récord de ofensivas. La capital, Kiev, fue uno de los principales objetivos, donde al menos dos personas perdieron la vida y otras 18 resultaron heridas. Este ataque también afectó a ciudades como Odesa, Krivói Rog y Dnipropetrovsk, dejando a su paso daños significativos en infraestructuras y causando heridas a cuatro personas adicionales.
El Comando de las Fuerzas Aéreas de Ucrania informó que, de los drones lanzados, se interceptaron 747, lo que resalta la intensidad del enfrentamiento. El ministro de Relaciones Exteriores de Ucrania, Andrí Sibiga, condenó la magnitud de este ataque, subrayando que nunca antes se había visto un uso tan masivo de drones en una sola ofensiva. Mientras tanto, el país sigue clamando por mayor apoyo internacional y sanciones más contundentes contra el régimen de Vladímir Putin.
La destrucción provocada fue devastadora, con incendios en edificios de varios pisos y la sede del Gobierno también sufrió daños. En su mayoría, los líderes ucranianos hicieron un llamado urgente a la comunidad internacional, enfatizando que la reconstrucción de edificios es posible, pero las vidas perdidas son irreparables. «Lo más urgente es que Ucrania necesita armamento», declaró la Primera Ministra Yulia Sviridenko, subrayando la necesidad de frenar el terror y proteger a la población civil.
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