En un movimiento que podría marcar un punto de inflexión en el conflicto en curso, el Kremlin ha abierto este sábado la posibilidad de una cumbre de paz entre el presidente ruso, Vladimir Putin, y su contraparte ucraniana, Volodímir Zelenski. Según ha comunicado Dimitri Peskov, portavoz presidencial, la reunión solo tendrá lugar si se logran «acuerdos previos», impulsados inicialmente por el cese de las hostilidades, cuyas condiciones se están poniendo sobre la mesa para futuras discusiones entre las dos naciones.
Este acercamiento sigue a lo que parece haber sido un fructífero encuentro en Estambul, donde delegaciones de Rusia y Ucrania convinieron en un intercambio de 2.000 prisioneros de guerra y se comprometieron a presentar listas con condiciones para un posible alto el fuego. Peskov ha declarado que Rusia está en el proceso de preparar su lista para intercambiar con Ucrania, aunque ha sugerido que las fases siguientes de las negociaciones se llevarán a cabo bajo un velo de secreto.
La posibilidad de una cumbre, aunque complicada, no ha sido descartada por Peskov. Ha subrayado la importancia de un trabajo en conjunto entre las delegaciones de ambas partes para alcanzar ciertos acuerdos que harían posible la reunión. Sin embargo, ha sido cuidadoso al no especificar el contenido de tales pactos.
La constitución de las delegaciones negociadoras ha sido un tema de discusión, con Rusia expresando su preferencia por un enfoque más civil y manifestando su incomodidad con la inclusión del Ministro de Defensa de Ucrania, Rustem Umerov. Moscú ha destacado la participación del asesor presidencial ruso, Vladímir Medinski, quién continuará actuando como jefe negociador.
A pesar de este paso hacia posibles negociaciones de paz, quedan preguntas clave sin resolver, particularmente en lo que respecta a quién firmará los acuerdos por parte de Ucrania, un detalle que el Kremlin ha enfatizado como fundamental.
Mientras el mundo observa atentamente, este acercamiento entre Rusia y Ucrania ofrece un rayo de esperanza para el fin del conflicto, aunque el camino hacia la paz es, sin duda, complejo y está lleno de incertidumbres. Con delegaciones preparándose intensamente, las próximas semanas podrían ser decisivas para determinar el futuro inmediato de la región.
